La carrera presidencial de Jeannette Jara
se posiciona en el escenario político con real posibilidad de aspectarse como potencialmente exitosa, cuando la reforma de pensiones que ella lidera se visualiza con serias posibilidades de
convertirse en ley.
Sus últimas indicaciones en el congreso
antes de ser despachada a ley, tienen lugar cuando los partidos debaten la
nominación de los candidatos y candidatas que los representarán en las
primarias.
Finalmente, la reforma se corona con
éxito, después de diez largos años de tramitación, su despacho a ley se produce
en el umbral mismo de las primarias, logrando su principal gestora lo que
ninguno de sus pares predecesores, consiguieron en ese lapso de tiempo.
Es el hecho político que explica el
espectacular triunfo en las primarias de Jeannette Jara.
Por su parte este espectacular triunfo,
es a su vez, el hecho político que la catapulta a la pole position en la
carrera presidencial.
Pole position que hasta hoy disputa en
las encuestas con uno de los candidatos de la ultraderecha populista.
La interrupción temporal del ascenso puede
interpretarse también como consecuencia de un hecho político fallido o sea que no fue.
En efecto, el progresismo se farreó la
oportunidad que tenía de instalar en el escenario un suceso que, con seguridad hubiera
posicionado a su candidata en un peldaño superior en la carrera presidencial.
Sobre todo, considerando que la
democracia cristiana había tomado la decisión de incorporarse a la coalición,
cerrando la articulación de un bloque inédito en la historia política de Chile
por su amplitud.
Nos referimos a la inscripción de los
candidatos que representarán al oficialismo en la elección parlamentaria articulados
en una lista unitaria.
Ello no ocurrió y es lo que explica el
estancamiento del ascenso que venía registrando la candidata del progresismo,
hasta el momento que las plantillas se oficializan.
El castigo sufrido por los gestores de la
lista minoritaria de centro izquierda se lo tienen bien merecido. Está por
verse el trato que recibirán de los electores.
Los debates, las giras, los programas,
los aciertos y errores incurridos por la candidata, miembros del comando y
partidarios son elementos que mantienen viva la campaña, pero en los hechos,
está demostrado que sustantivamente mueven poco la aguja.
La posibilidad que desde las instancias
de la sociedad civil se generen hechos políticos de envergadura, son reducidos,
más bien lo esperable es que en ese hábitat los agentes reaccionen cuando sus
intereses son tocados.
Considerando que los candidatos
competitivos de la oposición son tres y del oficialismo sólo una, es obvio que,
si, la candidata del oficialismo no se posiciona en un sólido primer plano en
la primera vuelta, las posibilidades de ganar en la segunda vuelta se reducen,
por no decir se desvanecen.
Si la tesis que aquí levantamos tiene sentido,
resulta obvio que es urgente que el progresismo operacionalice las herramientas
que dispone para provocar a la brevedad, uno o más hechos políticos de
consideración, que se instalen en el escenario y modifiquen el paisaje político
antes de la primera vuelta.
Los instrumentos, dispositivos o artilugios que el
progresismo tiene a su haber para crear hechos políticos que hagan ruido y
muevan la aguja están en el control del Gobierno.
Considerando, por nejemplo, que hay en el Congreso dos
proyectos de leyes en proceso de tramitación, cuyos efectos impactan a una gran
masa de población. Y el establecimiento de las urgencias para poner su discusión
en tabla es función privativa del ejecutivo.
Nos referimos a la ley que establece la
interrupción del embarazo por plazos y la ley de financiamiento de la educación
superior que considera la renegociación del CAE.
En materia administrativa, también
ayudaría, por ejemplo, el visibilizar una aceleración “abusiva” en la ejecución
de planes y programas que le hacen sentido a la gente, y tienen la potencialidad
de generar empleo, como son por ejemplo los de obras públicas y vivienda.
Y en el ámbito del debate político electoral,
aunque esto más bien es tarea de los partidos y comandos, es también urgente rescatarlo
de la asfixiante monotonía temática del orden y seguridad ciudadana, y llevarlo
al ámbito de la seguridad social, el progreso, el crecimiento con equidad y el
mejoramiento de la calidad de vida de la gente.
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