REFLEXIONES SOBRE


EL NEOLIBERALISMO EN CHILE.
ESTALLIDO SOCIAL Y PROCESO CONSTITUYENTE EN CHILE
TAMBIÉN SE INCLUYE
REFERENCIAS A PUBLICACIONES SOBRE MOVIMIENTOS SOCIALES Y ECONOMÍA POLÍTICA .
INFORMACIÓN SOBRE TRABAJO DE GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN EN INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES SOCIALES
Y
VIDEOTECA SOCIAL (muestra de películas emblemáticas de denuncia social, en los diferentes géneros expresados en la historia del cine)

domingo, 30 de junio de 2013

MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES MÁS ALLÁ DE NUESTRAS FRONTERAS




EPISODIOS EMBLEMÁTICOS DESENCADENADOS POR MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES Y JUVENILES
A TRAVÉS DE LA HISTORIA.

Alberto Bastías Correa

Las notas que configuran este estudio fueron escritas el primer trimestre del año 2013 a solicitud de los gestores de una radio comunitaria de Santiago para producir una secuencia de microprogramas sobre el movimiento estudiantil en Chile y el mundo.

   

viernes, 28 de junio de 2013

1.- EL “GRITO DE CÓRDOBA”.

Se conoce como “El Grito de Córdoba” a la primera movilización universitaria en el mundo donde los estudiantes levantan la matriz de demandas categorizadas  posteriormente en la  teoría y la práctica social como Reforma Universitaria. Estas demandas fueron explicitadas en el documento que a modo de pliego de peticiones levantaron los estudiantes bajo el título “Manifiesto Liminar” y cuya redacción  se le atribuye al dirigente  Deodoro Roca. El conflicto en cuestión se produce en torno a las huelgas y toma de locales que provoca el uso de anacrónicos y antidemocráticos métodos de elección de las autoridades que correspondía realizar el año 1918 en la Universidad de San Carlos de la ciudad de Córdoba. La movilización iniciada en Abril se prolongó hasta Septiembre con la elección de nuevas autoridades con participación del conjunto de la comunidad universitaria, y mandatadas para cumplir algunas de las demandas planteadas en el “Manifiesto Liminar”.
El desencadenamiento de acontecimientos que marcaron la praxis del conflicto en este caso no tiene demasiada significación por cuanto el legado de la movilización de los estudiantes de Córdoba del año 1918 será preferentemente ideológico y se expresará en las ideas contenidas en el “Manifiesto Liminar” conocido más comúnmente como el “Grito de Córdoba”. Este documento expresa y desarrolla con brillante lucidez los principios básicos de las reformas  universitarias demandadas por los movimientos universitarios en el mundo durante el siglo XX que intentaron acabar con una Universidad heredada de la tradición medieval y dominada hegemónicamente por los poderes fácticos asociados al clero y la oligarquía; abriendo paso a la modernidad y habilitándola para cumplir los desafíos que ella le planteaba.
Los principios fundamentales de la Reforma Universitaria que el “Grito de Córdoba” legitima son: autonomía universitaria que implica evitar que presiones provenientes de los poderes fácticos  interfieran en la vida universitaria, autarquía financiera e inviolabilidad de la infraestructura locataria; cogobierno expresado en la participación del conjunto de la comunidad universitaria, en especial los estudiantes, en la elección de las autoridades; extensión universitaria, concepto  que apunta a vincular la Universidad con su entorno social y relacionar su quehacer con la sociedad; acceso de los profesores por concursos y periodicidad de las cátedras; libertad de cátedra; asistencia libre a cátedras paralelas; vinculación de la docencia con la investigación, compromiso  con la solidaridad latinoamericana e internacional.
El eje del movimiento de reforma universitaria desencadenado en Córdoba el año 1918 es la disputa por el cogobierno o sea la participación del conjunto de la comunidad universitaria en la generación de las autoridades que tendrán a su cargo la gestión de la universidad. Ese es el gran legado del Grito de Córdoba. La generación democrática de sus autoridades junto a la autonomía académica y presupuestaria otorgarán las herramientas a la Universidad que el Manifiesto de Córdoba pretendía configurar para formar los profesionales e intelectuales que les corresponderá asumir la dirección política y espiritual de la sociedad en los albores de siglo XX, relevando en esta función al clero y las castas oligárquicas sobrepasadas por los nuevos desafíos que la modernidad, el desarrollo capitalista y la industrialización planteaba al continente. 
 El Grito de Córdoba influyó en el quehacer del movimiento estudiantil latinoamericano y mundial de todo el siglo XX. Baste mencionar tan sólo que los movimientos estudiantiles que en mayo del 68 tuvieron en jaque al gobierno francés y las reformas universitarias provocadas por los estudiantes en Chile durante la década del 60 tienen en el Grito de Córdoba su fuente de inspiración. También desarrollaron algunas de las ideas allí contenidas grandes intelectuales latinoamericanos en su esfuerzo por pensar lo específico de la realidad latinoamericana  y el rol que le cabe a la Universidad en su evolución y desarrollo, como José Ingenieros, José Carlos Mariátegui, Faustino Sarmiento, Germán Arciniegas, Julio Antonio Mella, Aníbal Ponce, Héctor Agosti, Darcy Ribeiro, Luis Vitale; y políticos de la talla de un Salvador Allende o un Víctor Haya de la Torre.
En el largo proceso histórico que  da forma a un modelo de Universidad Latinoamericana y el rol que en su configuración juegan las organizaciones estudiantiles “El Grito de Córdoba” no constituye una meta sino un punto de partida. En el mundo, en el año en que se desencadena el conflicto en la Universidad de de San Carlos, estaban ocurriendo episodios como la guerra civil que sucede a la revolución mexicana, la primera guerra mundial y la revolución de octubre, y Latinoamérica estaba viviendo el ajuste de sus instituciones (universidad incluida) para enfrentar los traumas asociados a procesos como la industrialización, un incipiente desarrollo capitalista, y el desplazamiento de la fronda aristocrática de los centros de poder políticos y económicos. Los partidos socialistas de orientación marxista y los propios partidos comunistas, que en la segunda mitad del siglo influirán grandemente en la orientación de los centros de alumnos y federaciones universitarias del continente, aún no habían nacido o estaban recién en pañales.
Posteriormente  los movimientos de reforma que surgieron hacia la mitad del siglo XX  impulsaron procesos enmarcados en una reforma universitaria que, aunque  incorpora los principios asociados al Grito de Córdoba, agrega otros, que, en conjunto modelan lo que se conoce como Universidad Popular. Destacan entre ellos la legitimación de la educación popular  como método de enseñanza aprendizaje, la formación de profesionales con conciencia crítica, humanista y comprometidos con el cambio social para lo cual la alianza con los obreros es precondición, gratuidad y garantía de acceso a la educación superior de los estudiantes de origen popular; y durante los últimos años, compromiso del quehacer científico con la búsqueda de  respuestas a problemas contemporáneos como la superación de la pobreza, la defensa de los derechos humanos y la profundización de la democracia. 

miércoles, 26 de junio de 2013

2.- EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL-POPULAR DE CHILPANCINGO



El Movimiento estudiantil-popular de 1960 en Chilpancingo consistió en una secuencia de movilizaciones en la ciudad de Chipalcingo de los Bravo del Estado de Guerrero ubicado al sur de México. Estas movilizaciones ocurrieron entre los meses de marzo y diciembre del año 1960 y fueron convocadas por el Comité Ejecutivo de la Federación de Estudiantes del Colegio del Estado, cuyo líder era Jesús Araujo Hernández. La demanda era la reconversión del Colegio del Estado (fundado en 1942)  en una Universidad  Autónoma desligando sus dependencias administrativa y financieras del Gobierno del Estado y dotándola de los recursos para formar los profesionales que demandaba el desarrollo de Guerrero.
A esta movilización se unirán en el transcurso de los meses en que se desenvuelve el conflicto otras organizaciones ciudadanas que demandaban a la misma autoridad estatal diversas reivindicaciones civiles y económicas. Alentados por el apoyo ciudadano que despertaban sus demandas los estudiantes llaman a una huelga general el 21 de octubre de 1960. En los días siguientes, producto del respaldo de importantes  grupos sociales de la ciudad y el Estado que concita el movimiento, se registra una secuencia de mítines y manifestaciones que amenazan gravemente la estabilidad política en la ciudad y el Estado.
El 12 de noviembre la Coalición de Organizaciones Populares, constituida dos días antes, da a conocer sus puntos de lucha que consideraban, entre otras demandas: Desarticulación de la estructura de poderes en el Estado de Guerrero y aplicación de la Ley de Responsabilidades al Gral. Raúl Caballero Aburto (autoridad máxima del gobierno estatal), derogación de los decretos nocivos a la población, término “de una vez por todas” en el Estado de Guerrero de los latifundios; y, para el caso de la Universidad, se solicita una reorientación “para que se ponga al servicio del pueblo” y sea la institución que promueva el desarrollo social, industrial y político del Estado.
Con el propósito de restablecer el orden el gobierno estatal saca las tropas a la calle el 30 de diciembre, situación que provoca la muerte de 20 personas. La acción represiva se traducirá en el término de las movilizaciones, la caída del gobierno estatal de Raúl Caballero Aburto el 4 de enero de 1961 y la incorporación de sus reemplazantes a un proceso de conversaciones y negociaciones con los líderes estudiantiles y representantes de otros movimientos civiles y ciudadanos  que culminará con la creación de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Para dar una respuesta oportuna a la demanda estudiantil, el nuevo Gobernador convocó a la formación de un Consejo Directivo Interino para que éste a su vez conformara un Consejo Universitario, formulara un proyecto de estatuto y colocara una planta docente con un título y perfil universitario. Hasta enero de 1962 se constituye con igual número de consejeros maestros y estudiantes, el Honorable Consejo Universitario. Al mes siguiente, es elegido  el primer rector por dicho Consejo. En abril de ese mismo año, es aprobado el Estatuto General que establece  la autonomía en la universidad. También se definen  las diferentes escuelas que pertenecerán a la institución. El 4 de septiembre de 19 se publica en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, la Ley Orgánica que normará el funcionamiento de  la ya creada Universidad Autónoma de Guerrero estableciendo en forma definitiva el régimen autónomo en la universidad.
La matriz de demandas configuradas en el “Manifiesto Liminar” fue  el eje programático que guió la acción del movimiento universitario latinoamericano durante la primera mitad del siglo pasado. En ese período los movimientos estudiantiles, en ocasiones solos, en ocasiones en alianza con el conjunto de la comunidad universitaria logran incorporar los principios del “Grito de córdoba” al quehacer de la Universidad formando parte de su rutina.  Fue así como, demandadas por el conjunto de la comunidad universitaria, la consideración de la extensión como parte del quehacer universitario, la libertad de cátedra, las cátedras de libre elección y con asistencia voluntaria; incluso la inviolabilidad de los espacios  territoriales,   hacia el año 1960,  formaban parte del quehacer rutinario de la mayoría de las universidades del continente. No pasaba lo mismo respecto del cogobierno, la elección de las autoridades universitarias con participación de todos los estamentos, y su funcionamiento relativamente autónomo y autárquico.  De ahí que  la lucha por la defensa de estos principios cobró relevancia y se asoció a la lucha por la reforma universitaria durante la segunda mitad del siglo XX.
La lucha por la reforma universitaria permeó el quehacer del movimiento universitario durante gran parte del siglo pasado teniendo en los años 60 sus momentos más neurálgicos  y relevantes. Aún así en muchas universidades del continente todavía hoy constituyen asignaturas pendientes. El movimiento estudiantil-popular de 1960 en Chilpalcingo es un episodio emblemático de la lucha por la reforma universitaria que enarbola las banderas de la autonomía y el cogobierno como principios rectores del funcionamiento del modelo de  universidad moderna que responde a los desafíos del siglo XX. De esta forma la veintena de muchachos asesinados el año 1960 en Chilpancingo ingresarán a la historia social del continente como mártires de la reforma universitaria.  

lunes, 24 de junio de 2013

3.-EL “MAYO FRANCÉS”.

La revuelta de los estudiantes de 1968 fue el memorable acontecimiento que conocemos como el “Mayo francés”. Este conflicto se inició en las afueras de la capital de París, en la facultad de letras de Nanterre, extendiéndose a París y a toda Francia con repercusión en el mundo entero. La movilización comienza con la protesta de los estudiantes de izquierda expresada en huelgas, tomas de escuelas y barricadas en el entorno al barrio universitario. Rápidamente y sorprendiendo a los propios líderes la protesta se extiende a planteles estudiantiles de todo París. Se involucran seguidamente y en forma espontánea primero grupos de obreros y posteriormente sindicatos organizados, situación que empujó al propio Partido Comunista Francés  a incorporarse al movimiento aunque con menor entusiasmo.
El “Mayo francés” es detonado por hechos puntuales como reacciones frente a medidas y acciones represivas de la policía a eventos y mítines estudiantiles por reivindicaciones en torno a la democratización de la enseñanza. Aunque la rápida incorporación de obreros al movimiento puede explicarse por la rabia  acumulada por la sucesión de conflictos laborales sin solución acontecidos a lo largo de la década del 60 en Francia, los sucesos protagonizados por los estudiantes de París el año 68 responden a la aparición en la escena social y política  de una generación de jóvenes irreverentes que quieren cerrar un ciclo de la historia, revelándose contra el mundo que les tocó vivir amenazado por los viejos  fantasmas de la posguerra y los nuevos fantasmas emergentes del capitalismo salvaje y la guerra fría
En enero de 1968 se producen la primeras escaramuzas en Narterre consistentes en abucheos a autoridades académicas que participan en actos académicos masivos. Dos meses después las autoridades acuden a nuevos actos acompañadas de policías produciendose leves enfrentamientos entre autoridades y miembros del contingente policial. Caen estudiantes detenidos entre ellos Daniel Chn Bendit. Un conglomerado de estudiantes se encierra en la Universidad dando orígen al grupo"22 de Marzo". que posteriormente se transformará en el refernte del movimiento. Dos meses después las autoridades acuden a nuevos actos acompañadas de policías produciendose leves enfrentamientos entre estudiantes y miembros del contingente policial. Ocurre posteriormente una sucesión de protestas con participación cada vez más masiva. para el 22 de Abril se logran convocar a 1.500 personas.El punto de inflexión de movimiento se produce la noche del 10 de mayo conocida como "la noche de las barricadas". decenas de miles de estudiantes acuden a las barricadas del Barrio Latino. Las autoridades siguen sin aceptar la liberación de los detenidos. La policía disuelve las barricadas por la fuerza, produciendose los más duros enfrentamientos de todo el mes de mayo con cientos de heridos. Al día siguiente , carros blindados se despplegaron por la capital francesa
El 13 de Mayo se incorporan a la movilización los obreros, convocados por sus organizaciones sociales y políticas, a la manifestación de ese día responden 200 mil y al paro 9 millones. Poco a poco la huelga se extiende, paralizando la mayor parte de la “francia industrial”. Se incorporan primero los trabajadores de industrias automotrices, de electricidad, el carbón y transportes, así como trabajadores de medios de comunicación. Posteriormente los sindicatos de emblemáticas industrias como Sud Aviation en Nanterre, Renault en Cleon, Flins, Le Mans, y Boulogne Billancuurt  ocuparon sus fábricas. Sorprendidos por la envergadura alcanzada por el movimiento varios miles de estudiantes abandonan las universidades tomadas marchando hacia las industrias ocupadas. En diferentes localidades llegarán hasta sus puertas, pero éstas no se abrirán. Aún así unos dentro de las industrias otros afuera cantarán al unísono La Internacional.
Hacia la segunda quincena de mayo de 1968 Francia se deslizaba hacia una crisis social y política generalizada y el control de las autoridades se hacía cada vez más difícil.   En Nanterre, los obreros y los agricultores cortaron los accesos a la ciudad y controlaron el precio de los productos ofrecidos en las tiendas, las cuales solo podían abrir con autorización del Comité de Huelga. En esos momentos, en muchos de los centros de trabajo en huelga, comienza a plantearse la cuestión del poder obrero en las empresas, poniendo verdaderamente en cuestión la autoridad del Estado y generando un auténtico vacío de poder.
La magnitud que alcanzan las protestas durante la segunda quincena de mayo de 1968 en Francia sorprende no sólo a sus líderes estudiantiles que detonaron el movimiento sino al propio gobierno francés, el que se vio sobrepasado por los hechos y confundido por su envergadura. Charles de Gaulle llegó a temer una insurrección de carácter revolucionaria tras la extensión de la huelga general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores participantes en la protesta, en especial sus liderazgos  sociales y políticos (partido comunista incluido), no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta contra el Estado
Frente a un escenario como el configurado por la escasa politización de los liderazgos estudiantiles  y la indecisión de los liderazgos políticos de izquierda,  el Gobierno, el 25 de mayo, decide abrir negociaciones con los representantes de los obreros en huelga las que concluyen el 27 de mayo con un incremento del 35% en el salario mínimo industrial y del 12% en promedio para todos los trabajadores. (Acuerdo que la mayor parte de los trabajadores movilizados rechaza). Por otro lado, respondiendo a una acusación del partido socialista sobre la ausencia de Estado, disuelve la asamblea nacional y adelanta el llamado a elecciones. Ambos sucesos hacen que la normalización de la situación se restablezca al mes siguiente provocando un desencanto generalizado. Una vez realizadas las elecciones los partidarios del gobierno aumentaron su participación en la asamblea nacional en relación a la representación mantenida antes del conflicto.
La revuelta estudiantil del año 68 resultó ser atípica por diferentes razones, tal vez por ello   sorprende no sólo al gobierno y a su aparato represivo sino a dirigentes de sindicatos y a los partidos revolucionarios. Lo que al principio fue sólo un conflicto académico se proyectó de improviso a la esfera de la política y la economía. Las demandas apuntaban hacia un norte que aunque incluían banderas levantadas con propiedad por los jóvenes de la época como una democratización profunda de la enseñanza, el término de la guerra de Vietnam, y por encima de todo, derribar un régimen político que consideraban caduco y enmohecido, incluían otras de carácter antropológico e intelectual cuyo sentido resultaba difícil interpretar y con las cuales los obreros y sus referentes políticos les resultaba difícil identificarse.
La compleja demanda antropológica intelectual  de carácter más cultural que política levantada durante el “Mayo francés” expresada  en el “ser más” antes que el “querer más” así como el “acercamiento-alejamiento”  de los estudiantes con la izquierda tradicional se refleja en las consignas que escribieron espontáneamente los movilizados en los muros para expresarla. (Siempre será necesario hurgar en este elemento  para descubrir la esencia de todo movimiento social): Exagerar es empezar a crear. Soy marxista, tendencia Groucho. Seamos realistas, pidamos lo imposible. La imaginación al poder. Dejemos el miedo al rojo para los toros. Prohibido prohibir. El aburrimiento es contrarrevolucionario. Los que hacen las revoluciones a medias cavan sus propias tumbas. Trabajador, tienes 25 años pero tu sindicato es del siglo pasado. Haz el favor de dejar el partido comunista  tan limpio al salir de él como te gustaría encontrarlo al entrar. Bajo los adoquines, la playa.
Tal vez el  rasgo más interesante del “Mayo francés” fue la convergencia obrero estudiantil ya que el inesperado apoyo de los obreros a los jóvenes rebeldes le dio a la revuelta un carácter especial. Mientras los obreros entienden y apoyan demandas académicas y democratizadoras de la enseñanza universitaria, los estudiantes asumen como propias la humanización del trabajo y otras demandas laborales. Ambos coinciden en la necesidad de reordenar la sociedad. La alianza obrero-estudiantil planteó la necesidad y posibilidad real de conjugar diversas fuerzas revolucionarias interesadas en el cambio social. Los estudiantes adquirieron estatura como agentes de cambio, instrumento de acción revolucionaria y lucha contra el capitalismo. Su presencia imprimió también a estos fenómenos sociales y políticos un carácter especial. Después de lo que se vivió en ese mes, para la juventud expectante de experiencias y emociones nuevas, ni el mundo ni la vida volvieron a ser como entonces.

sábado, 22 de junio de 2013

4.- LA REFORMA UNIVERSITARIA DE LOS AÑOS 60 EN CHILE


El modelo de Universidad implícito en el “Manifiesto Liminar” fue  la matriz programática que guió la acción del movimiento universitario durante la primera mitad del siglo pasado. Fue así como algunas reivindicaciones de “fácil despacho” y asumidas como demandas por el conjunto de la comunidad universitaria, como la consideración de la extensión como parte del quehacer universitario, la libertad de cátedra, las cátedras de libre elección y con asistencia voluntaria; incluso la inviolabilidad de los espacios y territorios así como un  funcionamiento relativamente autónomo  y autárquico, hacia el año 1960,  formaban parte de la rutina de la mayoría de las universidades del continente. No pasaba lo mismo respecto con el cogobierno y la elección de las autoridades universitarias con participación de todos los estamentos. De ahí que  la lucha por el logro de este principio cobró relevancia y se asoció a la lucha por la reforma universitaria.
Los movimientos de reforma universitaria se suceden en diversos países a lo largo del siglo XX emergiendo en cada uno de ellos como parte de los conflictos que dan forma a la dinámica social y la inserción en ella de la universidad. Chile vive a partir de los años 30 un profundo y traumático proceso de democratización que abarca la sociedad, la política, la economía y la cultura, proceso que culminará el año 1970 con la elección del Gobierno Popular encabezado por Salvador Allende. Las instituciones de las más diversas áreas tanto de la sociedad civil como de la sociedad política se adaptaban para asumir los desafíos que planteaban al país la industrialización y el desarrollo capitalista, incluyendo por cierto la masiva incorporación de población a los mercados. La Universidad no estaba ajena a este proceso y la reforma universitaria fue parte de él.
Hacia los años 60 se incorporaba a los estudios superiores una generación de jóvenes inquietos que, deseaba romper con los fantasmas de la posguerra y embriagados con las utopías o enfermos de  ideología soñaba con cambiar el mundo. Partieron por ello por cambiar la universidad de la única forma que podían hacerlo, o sea, rompiendo con las caducas estructuras de generación del poder y abriendo los claustros, y esferas de poder, a la participación democrática de todos los estamentos. A las nuevas autoridades generadas democráticamente les correspondería plasmar el resto de las transformaciones que crearían las condiciones para que la nueva Universidad respondiera de verdad a los desafíos de la época.
Los movimientos de reformas en Chile no podrían explicarse sólo a partir de causas generales enmarcadas en el contexto histórico nacional y mundial en el que se produjeron. Como antecedentes emblemáticos podemos mencionar por ejemplo  algunas experiencias de cogobierno implementadas previamente en determinados nichos del quehacer universitario que aportaron experiencia y conocimiento a los estudiantes y confianza en los profesores y administrativos  respecto de la madures que habían alcanzado los estudiantes para asumir el cogobierno. A modo de ejemplo se puede mencionar el DASUCH (Departamento de Acción Social de la Universidad de chile), organismo de administración  paritaria encargado de tomar decisiones en algunas materias de bienestar estudiantil o de extensión incluyendo los trabajos de verano que, en el período que nos referimos,  recibían apoyo financiero y técnico de las escuelas y carreras. En la Universidad de Chile de Valparaíso algunos casinos universitarios y programas de becas eran administrados por los departamentos de bienestar  en colaboración directa con los centros de alumnos a través de sus representantes.
Aún cuando las transformaciones asociadas al proceso de reforma universitaria se vivieron con mayor o menor fuerza en mayoría de las universidades del país entre 1968 y 1973. Hay cuatro escenarios donde por diversas razones las transformaciones se vivieron con mayor intensidad y las huellas dejadas fueron más profundas: La Universidad Católica de Valparaíso, La Universidad Católica de Santiago, La Universidad Técnica del Estado y La Universidad de Chile en Valparaíso. Las dos primeras debieron enfrentar el peso de la acción y el poder del vaticano representado por las jerarquías clericales nacionales amén de un naciente movimiento ultraderechista inspirado en lo más retrógrado de la ideología confesional: el gremialismo. En los otros dos casos, con enemigos menos poderosos, el terreno era fértil  para que asumieran por primera vez en el país a la cima de la dirección de una universidad autoridades que reconocían abiertamente en su modo de pensar la influencia ideológica del marxismo.
El inicio de las movilizaciones por el cogobierno tiene lugar el 15 de junio del año 1967 cuando estudiantes de arquitectura se toman la escuela en la Universidad Católica de Valparaíso. El conflicto se proyecta rápidamente al conjunto de la universidad y se prolonga hasta el mes de agosto período en el cual la comunidad desconoce las autoridades nominadas por el Vaticano a través de sus representantes en Chile y procede a elegirlas por su propia cuenta. Se produce un período de vacío de poder que se prolonga hasta el mes de Agosto cuando el Gran Canciller desconoce las autoridades nominadas antes del conflicto y procede a nombrar y legitimar las recientemente elegidas.
Alentados por la experiencia vivida en Valparaíso y demandando su repetición en Santiago, en el mismo momento que en el Puerto son legitimadas las autoridades elegidas, La Federación de Estudiantes (FEUC) se toma la Casa Central. El desenvolvimiento y desenlace del conflicto en Santiago tuvo características muy similares a lo acontecido en Valparaíso. Lo que trascendió aquí no fue el conflicto propiamente tal sino un cartel colgado en el frontis de la universidad con la leyenda “EL Mercurio Miente”  como reacción a la campaña informativa en contra del movimiento orquestada por uno de los pilares del conservadurismo local, cuyos dueños, eran testigos de cómo perdían el control de otro de sus emblemáticos pilares: la principal universidad confesional del país.
En el caso de la Universidad Técnica del Estado y La Universidad de Chile en Valparaíso, la presencia de cogobierno y la simpatía de las nuevas generaciones con el ideario socialista generaron las condiciones  para que ingresaran a los campus, aulas y laboratorios un andamiaje de ideas conceptuales que rebasaban largamente la modernización capitalista. Si se revisa la literatura de la época al respecto es común encontrarse con un lenguaje plagado de ideas fuerza que daban sentido al quehacer universitario, como, la formación de la conciencia crítica y del hombre nuevo para protagonizar el cambio social, la unidad obrero estudiantil, la investigación sobre la realidad social y la doctrina social de la iglesia defendida por los cristianos que se declaraban socialistas, la acción política y el aporte de la ciencia a la lucha contra la miseria y el hambre.
Amparados en el pluralismo y la diversidad que preconizaba como principio la Universidad de la reforma, un grupo de intelectuales atrincherados en nichos abiertos en las facultades de economía de las Universidades de Chile y Católica (los chicago boys) y las facultades de teología y derecho de la Universidad  Católica (el  ultraderechista movimiento gremialista), pensaban el país y la universidad neoliberal que tendrían oportunidad de recrear algunos años después al alero de las metralletas de la dictadura de Pinochet.
Los profesionales comprometidos con la Universidad de la reforma y sus líderes fueron expulsados de la Universidad al día siguiente de instalarse en el país la dictadura, algunos como el doctor Enrique Paríz o el profesor Fernando Ortiz fueron asesinados, otros sufrieron el exilio y los que permanecieron en el país siguieron haciendo universidad en el único lugar donde era posible hacerla, es decir fuera de ella. Algunos encontraron sus espacios en Las ONGs, otros en centros privados de estudios, organismos internacionales o solidarios.  Es allí donde hay que seguir las huellas de la reforma, y por cierto, en los artículos y libros publicados por  algunas de sus autoridades como Fernando Castillo Velazco, Raúl Allard, Enrique Kirberg y Carlos Martínez Corvella.