EL DEBATE POLÍTICO ELECTORAL EN EL PROGRESISMO.
Es requisito que debe cumplir cada candidato que acude al SERVEL, para postularse a una elección popular, es ingresar junto con su nombre una propuesta programática, la que el propio organismo hace pública, formando parte de la publicidad cuando la ley lo permite.
Trámite que cumplieron los candidatos de progresismo a la elección de primarias prontas a realizarse en Chile.
A ese documento hoy es posible acceder visitando en Internet los sitios que poseen los partidos, comandos o los propios candidatos.
Al no estar presente en esta primaria los candidatos de la vereda del frente, el documento pierde significación política, por cuanto al ser una elección vinculante, el candidato vencedor incorporará en su propuesta de primera y segunda vuelta los contenidos de las propuestas en la primaria de sus adversarios que no estén en la suya.
Su significación es más bien de tipo electoral por cuanto para participar en la primera y segunda vuelta se debe ganar la primaria, cuando el bloque opta por participar en ella, como lo hizo el progresismo.
Durante los dos meses siguientes, los candidatos del bloque opositor, al no participar en las primarias, en el escenario político, ocuparan un relativo segundo plano, lo de relativo responde a que, el control del sector de la prensa hegemónica le da una ventaja, que, al desconocer al adversario y no tener contraparte, lo habilita para incorporar en ella las incidías, mentiras, fake new y posverdades cuando y como le parezca.
El principal riesgo político que sufre hoy el país se expresa en la posibilidad que la ultraderecha gane las elecciones que se avecinan.
Ultraderecha que viene cargada con una mochila de soluciones populistas para resolver "de una patada" los principales problemas que hoy experimenta el país.
Tanto los relacionados con el orden y seguridad, como la migración, la delincuencia o el crimen organizado, y, la igualdad, relacionados con el acceso a la salud, vivienda, educación o trabajo, que afectan principalmente a los sectores medios y vulnerables; así como lo referente al poder adquisitivo de los ingresos y el crecimiento económico que tienen que ver con las causas y soluciones de los problemas mencionados.
Todo ello en el contexto de una reconocida renuncia y desprecio al respeto de los valores asociados a la defensa de la democracia, la libertad, los derechos humanos, el estado de derecho y el funcionamiento de las instituciones, como se ha evidenciado en los países donde el neofascismo ha sido favorecido ocupando esferas de poder.
La centroderecha incapaz de incorporarse al debate con un relato propio se ha sumado, con matices, a esa matriz programática.
Ello hace necesario que el eje del debate político electoral del progresismo en las primarias no se encapsule en el sector, sino lo rebase apuntando a un estadio superior y donde se encuentra el enemigo.
Esto es, tomar la iniciativa y llevar la disputa ideológica a un terreno que revele quien tiene más coraza, espaldas y cerebro para enfrentarse, en una disputa binaria (la definitiva) a un adversario con el perfil como el que hemos descrito aquí.
Dicho esto en un leguaje más político, con la sagacidad, lucidez, arrojo y el coraje requerido para liderar lo que debiera ser la ofensiva triunfadora del progresismo.
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