Con la materialización de la visita de Estado a la India del presidente Boric, se confirma que la política exterior de su Gobierno seguirá teniendo uno de sus focos en el fortalecimiento de las relaciones con los países del Golfo, la India y el Sudeste Asiático.
El objetivo, seguir abriendo nuevos mercados confiables y fortalecer los vínculos políticos y comerciales con el continente asiático, posibilitar nuevas alianzas, establecer acuerdos de colaboración y transferencia tecnológica en materia de inversión, innovación, tecnología, educación y cultura.
El viaje se realiza en el momento que los referentes del oficialismo eligen a quienes los representarán en las primarias presidenciales, con lo cual toma literalmente distancia algunos días del trascendental hecho político.
En el mundo, por su parte, Donald Trump, en medio de la que será la “luna de miel” de su constitucionalmente último paso como presidente por la Casa Blanca; juega las cartas que ha elegido para devolver a su país algo del poder que está perdiendo en el concierto mundial, bajo un proceso de debilitamiento que al parecer no tiene vuelta atrás.
Se trata, como lo hemos dicho en otras oportunidades, de la mutación de un orden político económico mundial unipolar a otro multipolar.
Como sabemos, en este asunto, la guerra comercial cuenta, y en este escenario su principal enemigo es China, en menor medida Rusia (que si lo es en el ámbito militar), están también las emergentes potencias asiáticas pertenecientes al mundo islámico y algunos de sus propios aliados, como Europa empoderada bajo el manto protector de la Unión Económica.
Está convencido, hacia ellos tiene que dirigir los dardos, porque para hacer eso lo eligieron, y está cumpliendo su tarea.
Ha elegido como instrumentos preferidos, en primer lugar, actuar con agenda propia en los conflictos bélicos en los cuales USA está más integralmente involucrado (localizados en Ucrania y La Franja de Gaza), en segundo lugar, arremeter con todo en su llamada “locura arancelaria” y, en tercer lugar, en su no menos frenética estrategia contra la inmigración y los inmigrantes.
Los efectos en el largo plazo que tendrá, la aplicación de tal esquema estratégico, en especial su “locura arancelaria”, frente a la cual los países afectados han anunciado que devolverán los golpes con la misma moneda, (elevando también sus propios aranceles), son imprevisibles, y ellos se extenderán a lo largo y ancho de todo el planeta.
Impactarán en mayor medida, por cierto, a países que, como Chile, han adoptado una estrategia de desarrollo fundada en el crecimiento del comercio internacional, más todavía considerando que China es su principal socio comercial y Estados Unidos el segundo.
Un factor neutralizador de aquello será la existencia de acuerdos comerciales debidamente sancionados y acreditadas sus firmas, mientras estos se respeten, considerando que forman parte de ese ordenamiento económico internacional cuyo cambio de folio está en proceso.
Al respecto podemos decir con meridiana tranquilidad que Chile es uno de los países del mundo que más acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales tiene firmados en el mundo.
Un antes y un después se producirá, sin embargo, cuando el ya anunciado ingreso del cobre entre a formar parte de la llamada “locura arancelaria”.
Considerando que la de India es una de las economías más importantes del mundo no nos sorprendamos entonces que, el anuncio de la firma de un posible acuerdo comercial bilateral, esté entre los significativos resultados conseguidos en la visita.
No es menor, considerando que India es hoy la séptima economía más importante del mundo, y, si las tendencias de su crecimiento se mantienen, el año 2030 formará parte de las top cinco.
La infraestructura requerida para afianzar aquello la convierte en un formidable demandante de cobre, así como su densidad poblacional afianza el colosal tamaño de su potencial mercado de frutas y vinos, entre otros productos del sector alimentario, siendo estas mismas razones, además, un sugerente incentivo para potenciar el desarrollo de nuestra alicaída agroindustria alimentaria.
No se puede dejar de considerar que la India forma parte del selecto grupo de países que configuran el BRICS (junto a Brasil, Rusia, Sudáfrica y la poderosa China), la contraparte en el mapa geopolítico mundial de la OTAN.
Multilateral en la que hoy muchos quieren estar. O, al menos acercarse a los países que forman parte de ella.
A propósito, ha trascendido que la nutrida agenda de la visita incluye la firma de convenios de cooperación en lo relativo a transferencia tecnológica, explotación, e inversión en sectores productivos, respecto de los cuales La India se ha beneficiado con el generoso aporte de sus socios en el BRICS (China en especial), como el hidrógeno verde, las energías renovables y la tecnología digital.
La importante estatura alcanzada por India en materia de desarrollo, innovación y modernización de las disciplinas artísticas, educativas y culturales; producto en gran parte también de la influencia china, así como de los aportes y transferencias tecnológicas del mismo origen que la posicionan como referente y trampolín para proyectar al mundo sus logros y experiencia. En especial en el ámbito de la educación y cultura popular.
Un ejemplo de aquello es la industria fílmica Bolliwood en el ámbito del cine, y la cohesionada institucionalidad al alero de la cual se difunde mundialmente el yoga.
Es lo que explica la presencia en la numerosa delegación que acompaña al Presidente, de destacados académicos, maestros, artistas e intelectuales de fama mundial como Marcelo Pacheco, Elisa Marzuca y Jennifer Mayani, por nombrar sólo a tres.
El primero prestigioso integrante del equipo de Robótica Fénix del Liceo Polivalente Abdón Cifuentes de Conchalí, establecimiento referente en Robótica escolar en Chile y el extranjero; Elisa Marzuca fundadora y directora de la Escuela Padma Yoga con cursos en la India y otras universidades del mundo; y Jennifer Mayani, actriz chileno-india participante en diversas películas de la prestigiosa industria cinematográfica india Bollywood.