El próximo 17 de septiembre se inicia oficialmente la campaña para las elecciones presidenciales y parlamentarias, los partidos, organizaciones sociales, movimientos políticos, sociales y adherentes individuales estarán autorizados para realizar propaganda política.
Por otro lado las cartas están echadas y en la carrera presidencial en el punto de largada se posicionan ocho candidatos, 5 representando a coaliciones o partidos y tres en calidad de independientes.
Los independientes tendrán sólo un par de semanas para posicionarse en el escenario y mostrar la “musculatura” que tienen.
El resto del cuadro lo conocemos, dos que disputan la “pole” con la primera opción para pasar a la segunda vuelta y los otros tres a una considerable distancia de ellos.
El primer debate todos contra todos trasparentó que Jeannette Jara no la tendrá fácil porque terminó, como todos apreciamos, siendo todos contra Jara.
No obstante ello la performance de los 8 contendores no movió la aguja, es lo que muestran los registros.
Y, en lo que respecta a la candidata del progresismo, la confirmación de un piso duro de alrededor de un 30%, el mismo porcentaje que registra el apoyo al Gobierno, era lo esperable, puesto que en el debate eran todos contra la única candidata identificada con el Gobierno.
Lo dijimos en la nota editorial pasada, los hechos políticos son los que mueven la aguja, y agregamos ahora, que la aguja también puede moverse con el ingreso de nuevos actores al escenario:
Por ejemplo los ciudadanos de a pie, o dicho con otras palabras “la calle”, en términos conceptuales, la sociedad civil.
Es la arista de campaña que ha liderado la propia candidata y el pueblo la ha acompañado en su gira por el país hoy en pleno desarrollo.
Donde su paso ha dejado la creación de comandos familiares, de calle, de barrio, de centros de trabajo o de comuna cuyo número se muntiplica a través de todo el país.
Las fiestas patrias lejos de aplacar el entusiasmo lo han acelerado, anunciando ya el uso de las volantinadas, fiestas barriales y vecinales, los asaditos familiares, en oportunidades para conversar y discutir las propuestas, cuando no, las fondas, los vinos navegados con empanadas y choripan, para reunir fondos para financiar las actividades que han planificado para incorporarse “contodo” a la campaña.
En la otra vereda, los candidatos que representan la ultraderecha y la derecha tradicional, han seguido replicando la performance de sus pares en el resto del mundo.
Y la prensa hegemónica con matices avala y replica sus acciones y discurso.
De Milei se envilecen con la idea de traer a Chile la “motosierra”, que, aunque no la nombran, la desarrollan intelectualmente cuando hablan sobre el financiamiento de sus promesas y los recortes presupuestarios.
Y con Bukele lo mismo, cuando se refieren a la transformación de las cárceles en campos de concentración donde van a parar los padres que Trump separa de sus hijos retenidos en norteamérica.
Al igual que lo que ocurrió con Trump en su propia campaña en USA, cuando incorpora a su comando a Helon Musk, hemos visto literalmente “enriquecer” los comandos del bando derechista con la incorporación de conspicuos personajes identificados con el capital monopólico, así como, con el gremialismo de empresa como es el caso de Juan Sutil y jorge Quiroz, (éste último reconocido como el “cerebro” y autor intelectual de la colusión de los pollos y las farmacias).
Y viniendo de la misma fuente de inspiración, la insistencia del candidato que se hizo famoso hace algunos años con el seudónimo “papito corazon”, de cerrar las fronteras con zanjas minadas, que creíamos, que, era algo que ya estaba deshechado en el debate decente y la cultura civilizatoria.