Pioneros
de la rebelión contra el consumismo y la modernidad, los hippies eran la
expresión de una sociedad capitalista en apogeo cuyo sistema de valores y
esquemas conductuales, los jóvenes se resistían a aceptar. Este movimiento
juvenil no optaba por la transformación del mundo sino, por el aislamiento y la
creación de espacios de acogida alejados de la vanidad, la hipocresía el
consumismo, el stablishmen, el arribismo, o, para decirlo con palabras de
nuestro tiempo, cualquier forma de aburguesamiento. Entre marihuana, alcohol,
meditación y atuendos que contenían símbolos representativos de la cultura
hindú, oriental y hasta árabe, los hippies representaron un sector moderno de
la contracultura de resistencia del sistema capitalista estadounidense. Así fue
que artísticamente, se volcaron a una apertura de la conciencia motivando, por
otro lado, movimientos tan importantes para la historia como fueron la
liberación sexual de la mujer y de los homosexuales y, por sobre todas las
cosas, lograron que la escena bohemia inundara las calles de Estados Unidos,
siempre en pos de la libertad mental y espiritual contagiando su energía
reformista a los estudiantes de aquella época.
Los
hippies, descendientes naturales de la
generación beat, se convirtieron en la expresión manifiesta de la contracultura de la década del 60, teniendo
como bandera el amor y la paz, optaron por una vida en comunidad apelando a la
cooperación mutua. En cuando a las creencias, optan por tomar elementos
de diferentes religiones o prácticas religiosas, las que más se acercasen a los
estados mentales que ellos perseguían, jugando un rol preponderante la
meditación. Se nutrieron de enseñanzas del budismo y el hinduismo, incluyendo
también algunas prácticas de los indígenas norteamericanos. Quizás el mejor
resumen de lo que esta contracultura
perseguía se expresa en sus más emblemáticos temas musicales que crearon o
interpretaron Bob Dylan (like a rolling
stone), Joan Baez (Blowing in the wind) o John Lennon: "Imagina no tener
posesiones, me pregunto si puedes, no hay necesidad para el egoísmo y el
hambre, una fraternidad del hombre. Imagina toda la gente compartiendo el
mundo".
El
rock fue el símbolo que mejor representa la rebeldía juvenil de la segunda
mitad del siglo XX. Diversas expresiones de arte popular y en especial la
música fue quizás la herramienta mejor y mayormente utilizada no sólo para
testimoniar su disconformidad y protesta contra un mundo que les incomodaba y
deseaban urgentemente transformar, sino también para transparentar y develar
sus sueños e imaginería. Si bien es cierto que no es precisamente ésta la
generación la que, fusionando spiritual, blue, jazz y la música country inventó
el rock and rol, fue la que descubrió y valorizó su potencialidad como
herramienta para expresar y trasmitir sueños, protesta y rebeldía, entregándola
como herencia a quienes quisieron utilizarla posteriormente con el mismo
propósito. Así, el rock and rol cobró su mayor fuerza a través de la historia,
de la mano de sus mejores exponentes junto a las corrientes pictóricas,
musicales y literarias surrealistas. Se entiende entonces porqué el episodio
más emblemático producido por este movimiento será un festival de tres días
donde con el rock, la marihuana y el sexo expresaban su rebeldía
contracultural, el festival de Woodstock, la fiesta más grande del siglo.
Con
la magia seductora del rock, unido al sexo y la marihuana en Woodstock, un fin
de semana de agosto de 1969 miles de jóvenes vivieron la fiesta más grande del
siglo. Convocados por la música manifestaron sus ideales, experiencias y deseos
en un evento artístico que se convirtió en uno de los símbolos de una década
marcada por la búsqueda de ideales radicalmente opuestos al orden establecido.
El llamado festival de las flores consagró al movimiento hippie como una forma
de vida capaz de salir de las normas sociales, teniendo como eje las
expresiones artísticas.
Ante
la pregunta rutinaria del fiscal por su lugar de nacimiento, el acusado respondió
“la Woodstock Nation”. Tras la protesta del fiscal el acusado replicó La
Woodstock Nation no es un lugar sino un estado espiritual de la misma manera
como los indios Sioux llevan su nación a cuestas. El juez le interrumpió ¿Donde
está Woodstock? A lo cual el acusado respondió “en mi cabeza”. La anécdota
es protagonizada y relatada en su libro
“Talk Rock Álbum” por el dirigente hippie Abbie Hoffman, uno de los
organizadores del festival. Acusado y
formalizado por involucrarse en la
organización y convocatoria………..no de algún festival de rock, sino de una de
las más violentas manifestaciones ocurridas el mismo año 69 en Chicago. Fue un
conspicuo representante de esa gamada de líderes juveniles radicalizados que H.
Marcuse identificó como “hijos de Marx y la coca cola”
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