6.1.- Tacnazo
A mediados de la década de 1960 las fuerzas armadas
manifestaban su descontento por diversos
problemas que ocurrían en su interior: falta de dotación, falta de materiales y
equipos, infraestructura y, sobre todo, problemas económicos en las
remuneraciones de sus efectivos. Esta situación genera diversas reacciones como
solicitudes de autorización para abandonar
la institución, renuncia de altos
jefes militares y negación de otros a concurrir con sus destacamentos a rendir
honores al Presidente de la República en ceremonias oficiales, concluyendo con
el conato de sublevación conocido como el “tacnazo”.-
El "tacnazo" fue una sublevación militar que
ocurrió el 21 de Octubre de 1969, donde
un grupo de oficiales liderados por el General Roberto Viaux, se acuarteló en
el Regimiento Tacna de Santiago para exigir mejoras salariales y profesionales
para el Ejercito de Chile. La unidad militar es finalmente entregada, el día
siguiente, a un equipo negociador encabezado por autoridades civiles de
gobierno mandatadas para ello acompañadas de militares constitucionalistas de
la confianza del propio gobierno. El acuerdo conocido como el “Acta del Tacna”
es firmado por Patricio Silva (Subsecretario
de Salud) y el propio Roberto Viaux
y considera entre otros aspectos la decisión política del gobierno de
resolver en el más breve plazo las demandas levantadas por los sublevados. El
principal impacto político del fenómeno fue
el retiro del ejército de los “cabecillas” de la sublevación, la renuncia a los cargos que ostentaban el
Ministro de Defensa y el comandante en jefe (cargo que fue ocupado por el
general René Schneider) quedando como segunda antigüedad el general Carlos
Prats.
El acuerdo se firma en un escenario político y social
marcado por la decisión del presidente de decretar el estado de sitio y cerrar
el congreso con el fin de evitar la deliberación y posibles expresiones de
apoyo a la asonada golpista que se
pudieran manifestar en el frente político, lo que de ocurrir, hubiera dificultado el desenlace que
finalmente tuvo. Dirigentes de Partido Comunista, y de otras organizaciones
políticas, junto a autoridades religiosas acudieron a La Moneda para expresar
su apoyo a la defensa del estado de derecho, las organizaciones sociales
lideradas por el Partido Comunista especialmente estudiantiles y de
trabajadores (la CUT entre ellas) manifestaron sendas declaraciones de apoyo
sin restricciones al gobierno y sus militantes, simpatizantes y adeptos acuden
masivamente a la Plaza Bulnes a una manifestación de rechazo al golpe que
albergó a 300.000 personas.
Aunque en general el rechazo a la asonada golpista fue
unánime incluyendo a prácticamente todas las organizaciones que conformaban el
espectro político, hubieron algunos poderes fácticos influenciados por la
extrema derecha que relativizaron su rechazo manteniendo más bien una postura
marcada por la ambigüedad (“El Mercurio” entre ellas), y otras personalidades
como el Senador Carlos Altamirano que se las arreglaron para emitir
declaraciones de apoyo a los militares sublevados señalando que “en Chile había
un vacío de poder que había que llenarse”, (PatrimonioChileno EL BLOG “Tacnazo en Chile 1969”)(12)
Por otra parte, documentos elaborados por oficiales que
acompañaron a Viaux en la aventura, referidos al episodio, consignan que altos
personeros del Partido Socialista ”veían con buenos ojos” lo sucedido, habida
cuenta que se trataba de un movimiento gatillado, entre otras, por demandas
salariales y laborales de los soldados (ello se consigna en el documento
elaborado por el teniente “R” Raúl Munizaga Neuman “A cuarenta años del
tacnazo”, documento publicado en memoria-militar.Blogspot.com) (12).
La vocación golpista y antidemocrática del General Roberto
Viaux se expresa en diversos hechos a los cuales se involucra a través su
trayectoria militar: Entre 1952 y 1954 fue integrante de los movimientos PUMA y
Línea Recta: cofradías militares de abierta deliberación política y comprometidos
con el Presidente Ibáñez. El año 1969 encabeza el conato golpista conocido como
el tacnazo. El año 1970 junto a un grupo de militares activos y elementos de
ultra derecha vinculados a “patria y libertad”
diseñan y llevan a la práctica un plan para secuestrar al comandante en
jefe del ejército general René Schneider con el propósito de provocar pánico e
impedir la asunción a la presidencia de Salvador Allende. El episodio concluye con la muerte del
General. Años después, con la desclasificación de documentos de la CIA se
constata que el episodio formaba parte del plan “track two” elaborado para
evitar la llegada de Salvador Allende a la presidencia.
6.2.- Tanquetazo
Durante el año 1973, con algunos matices el hecho se repite
cuando un grupo de militares comandados en esta ocasión por el coronel Súper,
protagonizan otro conato de golpe conocido esta vez como el “tancazo” o
“tanquetazo”.
El tancazo fue una
sublevación militar que intentaba derrocar a Salvador Allende. Ocurrió el 29 de
Julio de de 1973, cuando a las 8.30 de la mañana una columna de 16 vehículos
armados incluyendo tanques M41 Walker Bulldod y más de 80 soldados al mando del
coronel Roberto Souper rodean La Moneda y el Ministerio de defensa. El conato
es sofocado horas más tarde cuando fuerzas leales de artillería pesada
provenientes de la Escuela de Suboficiales lideradas por el coronel Julio
Canessa reforzados por efectivos del
Regimiento Buin conducidos por el
general Augusto Pinochet, se despliegan en la Alameda para proteger al Comandante
en jefe Carlos Prats, cuando personalmente se dirige a parlamentar con los soldado sublevados para
que depongan su actitud, se rindan y vuelvan a sus cuarteles, lo cual acontece
cerca de mediodía.
El balance en términos de vidas humanas que registró la aventura cuenta entre sus
víctimas a 17 uniformados y cinco civiles destacando entre ellos un funcionario
del Ministerio de Defensa que recibió un disparo en la cara al asomarse a la
ventana del séptimo piso para observar desde su posición privilegiada el
escenario de los acontecimientos, una mujer que laborando en una oficina del
Banco del Estado recibió una “bala loca” y el camarógrafo argentino Leonardo
Henrichsen, corresponsal de una agencia de noticias extranjera quien filmó su
propia muerte.
Entre las anécdotas que cuentan los que vivieron de manera
más cercana los hechos de ese día destaca aquella que menciona que la caravana
de tanques mientras se desplazaba por las calles de Santiago respetó la luz
roja de todos los semáforos que debió cruzar, incluso un vehículo blindado se
detuvo en un servicentro para abastecerse de combustible; y la sorpresa que
causó entre los periodistas el hecho que cuando la comitiva de generales y
coroneles que lideraron el operativo que desactivó el intento de golpe, ingresó
a la moneda a dar cuenta al Presidente del éxito de la operación, todos vestían
tenidas de civil o de presentación según
lo ameritara su agenda del día, a excepción del general A. Pinochet el cual vestía uniforme de
combate, “como si eso era lo que tenía agendado para ese día”, comentaron con
suspicacia los periodistas que reportaron el acontecimiento 3 meses antes de
los sucesos del 11 de septiembre.
El breve tiempo que dura el desplazamiento de carros
brindados hasta ser obligados sus ocupantes a retirarse a sus cuarteles impide
que los partidos tomen posiciones, sino hasta después de conocerse su
desenlace. En este contexto altos personeros democratacristianos, Eduardo Frei
Montalva incluido, emiten declaraciones donde manifiestan su franca condena
(este hecho les penará posteriormente cuando algunos de ellos mismos intenten
un acercamiento a Pinochet por cuanto aún cuando algunos personeros
democratacristianos ocuparán cargos de importancia en el gobierno de la
dictadura durante los primeros meses, no serán ellos los elegidos).
Por otro lado, las propias declaraciones dan pie a que los
partidos radical y comunista, éste último comprometido en una campaña
denominada “no a la guerra civil”, volvieran a la carga, retomando las
conversaciones y negociaciones tanto con políticos democratacristianos como con
autoridades eclesiásticas para involucrarlos en la búsqueda de una salida
política a la crisis. Aunque hay disposición en ambas partes en involucrarse
estas conversaciones como se sabe no llegan a buen puerto.
Las acciones en esta dirección llevadas a cabo por los
sectores partidarios de buscar un desenlace político a la crisis, partido
comunista incluido, estuvieron presentes hasta la víspera misma del golpe como
lo confirma la apuesta por el frustrado
llamado a plebiscito, y si no se materializaron fue por la indecisión del
propio Presidente, el que influido por voces demasiado influyentes que se
oponían, lleno de dudas, tomó decisiones al respecto demasiado tarde.
6.3.- La Democracia Cristiana frente al golpe de 1973.-
El 22 de agosto del año 1973 la Cámara de Diputados con los
votos de la D.C. y la derecha aprobó el “acuerdo sobre el quebrantamiento del
orden constitucional”(13), en el marco de los graves sucesos relacionados con
los efectos de la crisis de desabastecimiento, las huelgas de importantes
gremios como el comercio y los camioneros, a los cuales se habían plegado
algunos sindicatos del cobre. Esta decisión tomada por la mayoría conformada
por congresistas de derecha y democratacristianos significa declarar
prácticamente inconstitucional el gobierno de Salvador Allende. A ello se
agregan las repetidas acusaciones de la Corte Suprema en orden a no respetar
acuerdos tomados en instancias del poder judicial de claro corte político.
Ambos hechos significan encender la luz verde al golpe de estado, el que
finalmente se materializó.
Ocurrido éste, la directiva del Partido Demócrata Cristiano,
antes de disolverse, como lo exigían los bandos oficiales, emite una débil
declaración (conocida como “del día después”) llamando a la cooperación
patriótica con el régimen de facto y expresando su confianza en que una vez
normalizado el país se vuelva a configurar el estado de derecho. También su
presidente P. Aylwin y su máximo líder Eduardo Frei Montalva dan entrevistas y
firman documentos públicos donde se expresan los mismos conceptos (14).
Producto de la confusión creada, algunos militantes y dirigentes de base
desubicados participan entregando
información útil para la represión y la masiva “casa de brujas” que aconteció
en el período inmediatamente posterior al golpe. No obstante ello, en un breve
período de tiempo quedó claro hacia donde “iba
la micro” de la dictadura militar en Chile y el Partido Democratacristiano adoptó una
postura opositora, sus militantes asumieron sus consecuencia y sus líderes
jugaron un rol fundamental en los acontecimientos que provocaron el desenlace
democrático 17 años más tarde.
Al margen de la postura adoptada por la directiva del P.D.C.
frente al golpe de estado, un grupo conformado por 13 destacados militantes
(ninguno ocupaba cargos de dirección en ese momento) emiten una declaración que
condena el golpe y hace un llamado a
“restituir el poder a la voluntad del pueblo y respetar la voluntades
públicas” (15). En septiembre del año 2013,
a cuarenta años del golpe, al interior de la junta
nacional que reúne a los dirigentes del partido a lo largo del territorio
se escuchan voces solicitando considerar esta declaración como “la voz oficial
de partido frente al golpe de estado de 1973”.-
La tesis según la cual la democracia cristiana no sólo no
rechazó el golpe sino que lo propició (16) se sostiene según sus defensores en
el ya mencionado Acuerdo de la Cámara de Diputados del 22 de Agosto de 1973, el
que estableció que las Fuerzas armadas y el Cuerpo de carabineros deben
“encaminarse a restablecer las condiciones de pleno imperio de la Constitución
y las leyes y la convivencia democrática, indispensables para garantizar a
Chile su estabilidad, paz civil y seguridad y desarrollo” (considerando décimo
cuarto). En representación de la D.C. abogaron por la aprobación de este
documento en la sala los diputados Claudio Orrego (padre) y César Fuentes entre
otros.
Se trataba por cierto de un documento que hacía un abierto
llamado a la intervención militar en contra del gobierno constitucional, como
lo explicitará el propio Presidente Allende
“los diputados de oposición han exhortado formalmente a las Fuerzas
Armadas y Carabineros a que adopten una posición deliberante frente al Poder
Ejecutivo, a que quebranten su deber de obediencia al Supremo Gobierno, a que
se indisciplinen contra la autoridad civil del Estado a la que están
subordinadas por mandato de la Carta Fundamental”.
Quienes defienden esta tesis, la avalan aludiendo a los
juicios políticos que justificaban el derrocamiento al gobierno constitucional
contenidos en documentos firmados por líderes emblemáticos de la Democracia
Cristiana, como la entrevista de Eduardo Frei Montalva al diario ABC de España
en Octubre de 1973 y su emblemática carta a Mariano Rumor fechada en Noviembre
de 1973. Los que la refutan señalan que los referidos documentos y aún otros
como el libro de Genaro Arriagada “De la vía chilena a la vía insurreccional”
editado el año 1974, y entrevistas dadas por propio Patricio Aylwin (presidente
del partido) en días posteriores al golpe, no expresan posiciones oficiales
sino personales y en todos ellos se aboga por la pronta recuperación al estado
de derecho y su confianza que ello suceda en un plazo prudente. “Podrán
acusarnos de ingenuos pero no de golpistas” señalará el presidente del partido
en Septiembre del 2013. Interpelada la democracia cristiana a pedir perdón por
su actuación del 11 de septiembre de 1973, en el debate generado en torno a la
conmemoración de cumplimiento de los 40 años, su presidente Ignacio Walker premunido de los documentos a los que aquí
hemos hecho referencia, además de grabaciones de entrevistas a medios de prensa
dadas por P. Aylwin en los días inmediatamente anteriores y posteriores al golpe, valora la actitud
visionaria de los militantes que firmaron la declaración de los 13 y respecto
de la postura oficial desarrolla tres conceptos: la disposición hasta última
hora de la colectividad política para abordar una salida política a la crisis
que evitara el golpe; la interpretación de la declaración del “día
después” como un documento que en lo
esencial no apoya el golpe sino lo lamenta “llamando a una cooperación patriótica con el propósito de restablecer la institucionalidad
democrática quebrantada”; y su convencimiento que “la Democracia Cristiana,
podrá ser acusada de ingenua pero no de golpista” por lo cual no le corresponde
pedir perdón.(17)
Por su parte la derecha política, en el contexto del debate
a que me refiero, usa los argumentos
sostenidos en los mismos documentos, en especial las declaraciones y
entrevistas dadas por su líder histórico, Eduardo Frei Ruiz Tagle, para
sostener que la D.C. asumió una posición de apoyo explícita al golpe, sin
embargo eluden, comentar que, si ello es así, al menos en el caso de Eduardo
Frei Montalva la posición tomada constituyó un error, por cuanto, las propias
investigaciones desarrolladas en torno a su muerte dan cuenta que ese mismo
poder político y militar que él contribuyó a entregar al dictador fue utilizado
posteriormente para envenenarlo y asesinarlo.
Documentos digitalizados consultados
(12) PatrimonioChileno
EL BLOG “Tacnazo en Chile 1969” en http://patrimonio.bligoo.cl/content/view/1015980/El-Tacnazo-Chile-1969
(13) Acuerdo de la
Cámara de Diputados sobre el grave quebrantamiento del orden constitucional y
legal de la República https://www.google.cl/?gws_rd=cr&ei=5hjVUqWXMLPRsAT374C4Dw#q=CODE
(14) Carta de E. Frei
a Mariano Rumor
(15) Declaración del
“grupo de los 13”
(16) La Democracia
Cristiana y el golpe de estado
(17) La Democracia cristiana podrá ser acusada de ingenua
pero no de golpista
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