En CASA QUINTIL como en más de un centenar de organizaciones sociales acreditadas por el SERVEL para incorporarse en la campaña del apruebo, estamos movilizados para que Chile tenga la constitución que se merece, escrita en democracia, por representantes legítimos del soberano, donde el norte de la acción del Estado no sea el enriquecimiento de las elites, sino el disfrute de la vida de los ciudadanos.
Invitamos a todos los que deseen acompañarnos a participar en las actividades difundidas en nuestra RADIO CASA QUINTIL.
Cuando al proyecto de reforma laboral enviado por M. Bachelet le restaban los últimos pasos para cerrar su tramitación en el Senado, Andrés Zaldívar invitó a su casa a un grupo de congresistas del bloque de Gobierno a continuar, a puertas cerradas, el debate; la reforma finalmente se cayó, nadie supo nunca quienes, aparte de los congresistas de gobierno que votaron en contra, participaron en la misteriosa reunión.
Es el típico ejemplo de lo que en política se conoce como “cocina”, algo similar ocurre con el siniestro grupo de congresistas, (algunos procesados y otros condenados), liderados por el mismísimo ministro de economía, y la asesoría vía WhatsApp de las gerencias de las empresas involucradas, que elaboraron la ley de pesca.
La nueva constitución cuya aprobación decidiremos el próximo 4 de septiembre, pone las cosas donde tienen que estar, redefiniendo los parámetros para reescribir ambos cuerpos legales y recordándonos que “la cocina” nunca será un espacio pertinente para tomar decisiones políticas trascendentales.
Lo que ocurrió la semana pasada con la firma del “acuerdo para mejorar el texto constitucional” es la cristalización de un largo proceso de negociación política, encabezado por los lideres principales de las organizaciones que concurren a él. Proceso llevado a efecto de cara a la ciudadanía y los medios de comunicación. No podía ser de otra manera, por cuanto su principal propósito era ilustrar a la propia ciudadanía, elevada al estatus de soberana, para que el próximo 4 de septiembre concurra debidamente informada a participar en la decisión más trascendente que, en los últimos años, el país deberá tomar.
Las palabras dichas inmediatamente firmado el documento, por el presidente del partido comunista, presentadas y difundidas mañosamente, en los medios, recibió de inmediato el “rabioso” fuego enemigo. Ellas tenían como destinatarios, como era obvio, el sector de convencionales progresistas que no participaron en acuerdo y los que concurrieron con sus votos a elegirlos.
También el documento recibió fuego amigo por quienes erróneamente se apoyan en otros “artefactos”, usados, como instrumentos baratos de seducción en política. Nos referimos al discurso populista, antipartido y antisistema, que en el largo plazo provocan los efectos que sabemos que provocan.
Hace rato estamos al tanto, las elites que usan el control del estado en favor de los intereses de los sectores dominantes y en contra de los subordinados, seguirán utilizando todos los poderes fácticos e institucionales que poseen para impedir el triunfo del apruebo.
Ahora no resta sino incorporarnos con cuerpo y alma a la campaña, para conseguir los votos requeridos y asegurar el triunfo de la opción apruebo. Lo que seguramente será también, la mejor contribución para superar la principal asignatura que aún tiene pendiente nuestro gobierno, la necesaria articulación de su base social y política de apoyo.
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