No es muy frecuente que los países enfrenten disyuntivas tan sustantivas, relevantes y significativas como la que Chile enfrentará el próximo 4 de septiembre.
De lo que se trata es de quedarnos empantanados en el pasado o dejar atrás definitivamente los últimos 30 años y dar "el salto del tigre" hacia el futuro.
O sea, la posibilidad de derribar la más importante traba que ha impedido las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales necesarias para conseguir que un reparto más equitativo de los frutos del desarrollo que el país es capaz de generar, se hagan realidad
La contradicción frente a la cual estamos llamados a pronunciarnos el próximo cuatro de septiembre es la contradicción entre la mantención de los resabios y ataduras del autoritarismo de los cuales aún no nos desatamos del todo, y el desembarco aún pendiente a una democracia plena donde los poderes facticos e institucionales no sean utilizados por unos pocos como herramienta de sometimiento y abuso contra las mayorías debilitadas.
Para impedir aquello los partidarios de la permanencia de la constitución de la defensa de los abusos han recurrido a lo que mejor pueden utilizar para ganar adeptos: la mentira. Frente a ello los partidarios del apruebo, nueva constitución en mano, están recorriendo el país develando la verdad.
El futuro contra el pasado, la profundización de la democracia contra los enclaves y candados antidemocráticos, la verdad contra la mentira son los ejes de un relato que un pueblo en campaña debe hacer llegar a los ciudadanos nobles y honestos, que habitan nuestro país, durante las próximas cuatro semanas.
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