ENERGÍA NUCLEAR. ESCULTURA DE HENRY MOORE en el fondo la Universidad de Chicago
ALGO TAN PERTURBADOR COMO INESPERADO. LA
PARÁBOLA DE LA FARAONA
La performance como herramienta para hacer política, fue usada desde tiempos inmemoriales.
Todos los líderes la usaron en algún momento, y en algunos casos, fueron los que alcanzaron mayor estatura, en tanto que, el abuso que de ella hicieron, explica la estatura que alcanzaron. El mejor ejemplo de lo que estoy señalando, se expresa, para mi gusto, en la faraona de Egipto.
CLEOPATRA.
Tiene apenas 18 años, es despojada de su condición de reina mediante un complot perpetrado por dos de sus hermanos, está huyendo lejos de su tierra cuando sus espías le informan que, persiguiendo a Pompeyo, Julio Cesar ha ingresado a Alejandría y se aloja en los aposentos de palacio. Clandestinamente regresa con la intención de recuperar su corona.Desembarca en el puerto, ingresa a palacio envuelta en una alfombra, la que es desplegada a los pies del Cesar y, sabiendo que su alcoba es el único lugar seguro para ella en el palacio, saca la hechicera que lleva dentro y lo seduce…. al día siguiente el Emperador la sienta en el trono de Egipto.
“Te subestimé” es lo único que logra murmurar Julio Cesar, tres años después, cuando levanta a su hijo concebido con Cleopatra, la que, sorprendiendo a todos, lo había depositado en el suelo del salón, en medio de una fiesta a la cual no había sido invitada. El hecho, considerado como reconocimiento de paternidad, habilita al infante como potencial heredero. Pocos meses después Julio Cesar es asesinado en el Senado por sus enemigos políticos, en el complot se involucra personalmente Octavio, hijastro del Emperador y, hasta el momento de la performance, considerado el primero en la línea de sucesión.
“Es lo más parecido a una esfinge, una mezcla de diosa fiera y mujer”, son las palabras que Bernard Shaw pone en boca de un personaje secundario en su comedia, “Cesar y Cleopatra”, para describir a esa traviesa niña, “veinteañera”, que aspira a acompañar al emperador de Roma en la tarea de conquistar el mundo conocido en la época que le tocó vivir.
Bordea los treinta años y las ambiciones continúan intactas, sus cualidades intelectuales, materiales, culturales, físicas y espirituales también
“Otras con el tiempo calman el apetito que provocan, pero ella hace más hambriento al que más satisface, infunde en lo más vil tal atractivo, que los santos sacerdotes la bendicen cuando es deseada”. Con esas palabras, W. Shakespeare (“Antonio y Cleopatra”) pone en boca de Edovaldo, el más fiel de los legionarios asistentes de Marco Antonio, la finalización del monólogo con el cual describe a la faraona, cuando, disfrazada con el atuendo de Afrodita, en un barco “forrado en oro”; navega por las aguas del río Cydnos acudiendo a Tarzo, (lugar elegido por el Vice cónsul para instalar su puesto de mando), encontrarse con Marco Antonio y sellar la alianza que permitirá al Vicecónsul financiar las campañas para conquistar las naciones situadas en el oriente medio, y desplazar con ello a Octavio, su cohabitante en la cima de poder del Imperio.
Los hechos no se dan tal como ella lo había planeado. Está próxima a pasar la curva de los cuarenta, ha logrado sellar su matrimonio (egipcio) con Marco Antonio, engendrando tres hijos con él y es la reina de medio Imperio con domicilio en Alejandría, pero ello no satisface sus expectativas (las mismas de Alejandro) unir en un solo mando oriente y occidente con sede en Alejandría.
Marco Antonio lo tiene claro, la guerra contra Octavio, su corregente, asentado en Roma hace imposible cualquier victoria, los concejeros y generales al mando de sus legiones afianzan su apuesta.
No obstante, Antonio y Cleopatra, viven cegados por el poder, en una vorágine explosiva de amor, sexo, lujuria y autodestrucción que les impide establecer con lucidez el límite de lo posible.
La faraona confía en su sagacidad y capacidad de seducción al servicio de la lucidez política; y la lucidez política al servicio de sus ambiciones de poder.
Una expresión de aquello es la anécdota que describe la hilarante actitud de Cleopatra, en una de aquellas fiestas que mutuamente se dedicaban:
Se desprende de un aro de diamantes para disolverlo en un vaso de vinagre y bebérselo “al seco”, demostrándole a su esposo (para los egipcios), amante (para los romanos), y compañero de juerga, que sí era posible ofrecerle una fiesta íntima que costara tres millones de sestercios (algo menos de cien millones de dólares)
Sabemos lo que sucede después, el sueño de la faraona convertido en tragedia, la que se inicia en el mar Egeo y concluye con la toma de Alejandría.
Ocurrido aquello, Octavio acude al encuentro con la reina derrotada comunicándole que, la llevará a Roma para exhibirla en las calles como trofeo de guerra.
Sus primeras palabras fueron más bien despectivas, “los rumores de tu radiante belleza me parecen algo exagerados”, a lo que ella responde, dame un pequeño lapso de tiempo para prepararme y regalarle a los ojos de un general del Imperio una reina de verdad.
Era el tiempo que necesitaba para morir, como lo dijo posteriormente una de sus esclavas, “con la dignidad que se merece”; para sus contemporáneos auto envenenada, para el Royal Shakespeare Company, fieles a la obra de su mentor, mordida por un áspid. Su última performance.
El extenso repaso de algunos retazos de la vida de la faraona es sólo un preámbulo para introducir el tema que nos interesa, se trata de un suceso acontecido hace algunos días, que ha pasado casi inadvertido y expresa también la presencia en el teatro del mundo, de algo tan perturbador como inesperado:
SUBMARINO NUCLEAR EN LAS COSTAS DE CUBA.
Los líderes mundiales “están en otra”, y sólo han puesto en él la atención que el hecho merece, prestigiosos analistas internacionales, alertando que puede estremecer los cimientos mismos de la geopolítica de Europa, USA y Latinoamérica.
El suceso tiene como gestor no a una faraona, (que ya no existen) ni a un zar (que tampoco hoy existen), sino uno de los más impredecibles líderes mundiales, que acusan presencia en el convulsionado mundo multipolar de hoy, y asiduo, también, al montaje de “intervenciones” en el teatro del mundo, usando como elementos de utilería la energía nuclear, la ciber ingeniería militar y la inteligencia artificial.
DE LA LLEGADA DEL SUBMARINO NUCLEAR RUSO A LAS COSTAS DE CUBA A LA DIPLOMACIA DE LOS MISILES
Es lunes 17 de junio, un grupo de niños con banderitas rusas (seguramente provenientes de una escuela cercana al puerto) despiden la flota de naves con banderas de ese país que permaneció en las costas de Cuba por 5 días.
Tal despedida fue menos espectacular que su arribo, (cinco días antes) con la salva de cañonazos incluida.
El efecto político que querían conseguir los gestores de tal hecho político, tan perturbador como inesperado, ya se había logrado.
Solo permanecía viva la duda si, estando tan cerca de Venezuela, esta nación sería también favorecida con la visita de la flotilla, lo cual no sucedió.
Es todavía demasiado pronto para responder con certeza la consulta sobre los efectos que Vladimir Putín perseguía con la provocación del suceso.
Las señales de aquello, no obstante, comienzan a aparecer. Podemos entonces trazar líneas y sacar las primeras conclusiones.
Antes que el submarino nuclear, que integraba la flota, fuera percibido por los radares norteamericanos, Cuba informó al mundo que, entre las unidades que integraban una flotilla que ingresaba a sus costas iba un submarino equipado para transportar misiles nucleares, pero que, en esa oportunidad no cargaba este tipo de armamento.
La reacción oficial de Estados Unidos no se hizo esperar. Lo central de esa respuesta apuntaba a bajarle el perfil al hecho, que, por cierto, la gravedad que significaba era obvia, precisando que, si lo que se esperaba era escalar un nuevo foco de conflicto en América, ello no iba ocurrir.
Aun así, mientras la flotilla permanece en aguas cubanas, sale de aguas norteamericanas un envío rutinario de apoyo logístico a Guantánamo, pero esta vez, la flota que lo transporta incorpora también un navío acondicionado para transportar armamento nuclear.
Los analistas internacionales, (latinoamericanos preferentemente), catalogaron tal respuesta como un chiste, tal vez, comparándola con la conducta de Kennedy frente a la crisis de los misiles de los años sesenta, y la interpretaron como una expresión de debilidad.
Pero, cuidado, no se puede interpretar un fenómeno de estas características desligado de contexto: El principal interés de Estados Unidos hoy está en fortalecer la OTAN.
Al respecto, cabe recordar que V. Putín ha amenazado repetidamente responder con armas nucleares si continúa ocurriendo lo que se viene constatando cada vez con más frecuencia en la guerra de Ucrania, esto es, el uso de armamento de procedencia norteamericana, aprovisionado por países de la OTAN en zonas consideradas bajo dominio y soberanía rusa.
Amenazas que, al parecer no han sido escuchadas, por lo cual, ha decidido actuar, en el marco de un ámbito operativo que es privativo del reducido número de países autorizados por el tratado de no proliferación nuclear para producir y operar armas nucleares, esto es, la llamada “diplomacia de los misiles”.
Lo que se pretende es: ¿Extender a nivel global la lógica de la llamada “diplomacia de los misiles” ?, que ya es un hecho instalado en los países involucrados con la guerra en Ucrania.
Pero con involucrar a Cuba en la lógica de la “diplomacia de los misiles”, se involucra también a sus aliados naturales en el continente americano, con efectos geopolíticos tipo racimo. Por ejemplo, instalando un grado de dificultad mayor para que los líderes golpistas venezolanos repartidos en Miami, Bogotá y Santiago lleguen a puerto con sus intenciones.
Las referencias explícitas de Lula (presidente del único país latinoamericano incorporado al BRICS) donde hace dos meses acaba de culpar a occidente que las reiteradas propuestas de paz en discusión no se concreten; seguidas de otras de contenido similar expresadas por líderes del área militar y económica de Argentina y México, países que reiteradamente han señalado el interés de incorporarse al BRICS, expresan también otras señales de los esfuerzos de Rusia orientados a fortalecer su brazo militar y económico en el continente.
En una reciente visita a Corea del Norte (el miércoles 19 de enero del año 2024) Vladimir Putin firma con Kim Jong un “Acuerdo Integral de Asociación Estratégica” que incluye la asistencia mutua en caso de agresión para estrechar su colaboración en el panorama estratégico.
A la cercanía con China, el líder coreano tiene a su haber su promiscuidad en materia de ensayos nucleares.
Sólo el tiempo dirá, si la espectacular visita de la flotilla rusa a la costa cubana, habrá contribuido a globalizar la llamada “diplomacia de los misiles”,
Pero por sobre todo si la presencia de este puñado de países autorizados para desarrollar armas nucleares, configurando un nuevo referente del “orden mundial”, con el efecto tipo racimo que lleva implícito, y la dinámica de sus propias alianzas, logra aportar un poco de orden a este convulsionado y caótico mundo multipolar, o, todo lo contrario.