REFLEXIONES SOBRE


EL NEOLIBERALISMO EN CHILE.
ESTALLIDO SOCIAL Y PROCESO CONSTITUYENTE EN CHILE
TAMBIÉN SE INCLUYE
REFERENCIAS A PUBLICACIONES SOBRE MOVIMIENTOS SOCIALES Y ECONOMÍA POLÍTICA .
INFORMACIÓN SOBRE TRABAJO DE GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN EN INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES SOCIALES
Y
VIDEOTECA SOCIAL (muestra de películas emblemáticas de denuncia social, en los diferentes géneros expresados en la historia del cine)

viernes, 25 de octubre de 2024

Ecos del estallido

 Ecos del estallido. Un desenlace que, respecto a las carencias y demandas que lo provocaron, condujo a ninguna parte. (3)

 

Al cumplirse un nuevo aniversario del estallido, como lo dijimos tres editoriales atrás, y aquí lo repetimos, está pasando de todo.

Aún no abandona la agenda política, (y no lo va hacer por un respetable lapso de tiempo), el patético “caso audios”, y, como los audios en manos de investigaciones, pasaron a otras manos y ya no tienen filtro, expelen ese repugnante “álito” asociado al morbo que provocan, cuando revelan que, tratándose de crear identidades sociales los incumbentes, enmascarados en el anonimato, no tienen pudor para utilizar esos adjetivos que, como lo dijo el poeta, “cuando no dan vida matan”.

Por el lado del oficialismo resulta por decir lo menos preocupante, y por qué no decirlo, también cargado al morbo, que, en paralelo sus autoridades estén soportando el sabor amargo de “la chichita con que se están curando” en vísperas de las elecciones; un autogol que nos recuerda también que, por esta misma fecha hace 5 años, las mujeres del mundo salían a la calle a entonar ese himno de “Las tesis” parido en medio del estallido que las hizo famosas.

Es la tercera editorial que trata el tema del estallido, será la última y corresponde decir algunas palabras sobre sus consecuencias políticas.

Ello rebasa las posibilidades que permite el instrumento por lo cual el análisis focalizará sólo dos temas. El primero referido al ámbito de los movimientos sociales, el segundo al ámbito del sistema de partidos políticos.

Se trata de valorar ese formidable espacio que el estallido brindó a los movimientos sociales para desplegar su acción, en especial en el caso de las mujeres, indigenistas, ambientalistas, y otros de menor significación. Impulso desaprovechado en la mayoría de ellos para continuar su desenvolvimiento y desarrollo en la etapa pos estallido. Contribuyó a ello, por cierto, la pandemia.

En el ámbito del sistema de partidos políticos, se produce una crisis generalizada que afecta a todas las organizaciones y continúa profundizándose hasta hoy.

Tal vez eso se deba en parte a que el desenlace que abrió las válvulas para que el enfriamiento de la revuelta se produjera, se gestó en la sociedad civil, y en ello algunos partidos (dirigentes incluidos) jugaron un rol fundamental.

Desenlace que, como sabemos, (si bien derivó en la elección de dos asambleas constituyentes y un gobierno progresista), desde el punto de vista de las respuestas a las causas que provocaron el estallido condujeron hacia ninguna parte.    

La respuesta a ello tal vez halla que buscarla en la ausencia, durante el estallido, y palpable aún hoy, de un conglomerado reconocido como agente cultural, político y social, que concentre el pensamiento y las energías capaces para unir, articular y organizar las multitudes, así como para persuadir y guiar a los liderazgos de todos los procesos que configuran la hegemonía del pueblo en su práctica cotidiana de hacer política.

O sea, algo así como lo que el gran filósofo político italiano Antonio Gramsci identificó con la categoría del intelectual orgánico.

Seguiremos utilizando las categorías de este insigne pensador para, en la próxima editorial, referirnos a las elecciones de autoridades comunales y regionales.

 

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