Como era previsible la reforma previsional después de
más de dos años empantanada en el Congreso, finalmente es despachada a ley.
Aunque en el progresismo extraparlamentario, y más allá,
hubo voces críticas, finalmente los diputados de los partidos identificados con
el oficialismo en forma unánime se pronunciaron por su aprobación.
Después del resultado de las elecciones municipales, este
es el hecho político que más contribuye a dejar bien aspectado al bloque
progresista para enfrentar, en forma debidamente articulada, los desafíos
políticos del último año de Gobierno, y en especial las elecciones
presidenciales y principalmente parlamentarias.
El mejoramiento de las pensiones actuales y futuras
serán logros con los cuales los candidatos del progresismo podrán presumir.
Los que, junto al aumento del salario mínimo y las 40
horas, benefician al conjunto de la población que habita en el país e inciden
directamente en el mejoramiento de la calidad de vida de los sectores
vulnerables.
Ello no es poco, considerando que, si alguna lección
deja el desenlace del hecho político que comentamos, es que, sin mayorías en el
Congreso es imposible implementar reformas que apunten a socavar las bases y
fundamentos del neoliberalismo.
La evaluación de la gestión presidencial será el eje
en el cual la oposición focalizará su campaña presidencial
Desde esa perspectiva es necesario poner en valor la
reforma previsional recientemente promulgada a ley, la que es catalogada por
analistas y expertos políticamente imparciales, como la transformación más
profunda sufrida por el sistema de AFP creado en dictadura.
Ello no es menor, considerando que el pilar solidario
y la pensión única garantizada son logros rescatados, por analistas políticos
de todos los sectores, formando parte del legado de la y el presidente en cuyos
gobiernos ambas medidas se implementaron (Bachelet 1 y Piñera 1).
Más que mil palabras, la imagen del espontáneo e icónico saludo
de felicitación mutua de los ministros de hacienda y trabajo, publicado en
la portada del Mercurio de Santiago del día siguiente, es el testimonio más elocuente de lo que aquí señalamos.
Otros importantes aspectos considerados en la reforma
de pensiones son los cambios incorporados en las instituciones (AFP”s) y
funcionamiento del sistema, que inciden en la competitividad, comisiones y
abusiva rentabilidad del negocio; junto a la inclusión de los empleadores al
financiamiento del sistema, así como, la operatividad de una parte (aunque pequeña
aún) de los beneficios considerados, con
una lógica de Servicio Social, que sanciona su carácter mixto.
Elementos que han sido identificados por los
detractores de la reforma en algo así como la “eternización del sistema de capitalización”
y por algunos de sus defensores como “el principio del fin del sistema de de AFPs”.
Ni lo uno ni lo otro. Ya han sido anunciadas el
ingreso al parlamento de nuevas reformas.
Las grandes luchas de del pueblo en Chile y el mundo
(derecho a voto de la mujer, nacionalización del cobre, jornada laboral de cuarenta
horas), para llegar a buen puerto demoran lo que el propio pueblo demora en
coronar su presencia y permanencia en el tiempo y la historia.
Bastará decir por ahora que, si, desde el punto de
vista de los intereses del pueblo esta reforma no avanzara en la dirección
correcta, su tramitación tampoco hubiera tardado el tiempo que tardó en tramitarse
en un Congreso controlado por una derecha defensora de los intereses del gran
capital.
Y los propietarios de AFP no hubieran gastado las exorbitantes,
y hasta ahora no transparentadas, cifras de dinero que gastaron en impedir su
tramitación y aprobación, en propaganda, lobby, y otros menesteres y “movidas”.
Al respecto, no podemos concluir esta nota editorial,
sin referirnos a la insólita carta enviada al Presidente Boric y los
ministro(a)s Marcel y Jara por representantes estadounidenses de AFP amenazando
al Gobierno de Chile de, “acusarlo a organismos internacionales garantes de
tratados de libre comercio por cometer actos que constituyen una verdadera
expropiación de inversiones".
Lo hacemos, aunque sea solo para reafirmar nuestras
convicciones, recordando esa frase de Cervantes puesta en boca del Quijote:
“Ladran los perros Sancho….es señal que avanzamos”.
(Aunque la frase no aparece textualmente en el libro es la adaptación popular de otra que sí aparece en boca de Sancho “dejad que los perros ladren”)
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