En las últimas semanas la Convención Constitucional, no obstante que su acción aún se reduce a etapas preliminares relacionadas con reglamento, ha sido objeto de críticas y ataques en su accionar que, aunque no ponen en peligro su existencia, afectan las esperanzas y efecto político que el pueblo ha cifrado en ella.
Las primeras señales se visibilizaron en su propio seno, cuando sectores desconocieron acuerdos establecidos previamente con sus aliados para ampliar la esfera directiva del organismo, entregándole mayor poder del transparentado en la elección de convencionales a sectores comprometidos con el freno a los cambios.
Los sectores reaccionarios, lejos de aplacar sus intenciones y contener la acción obstruccionista, reaccionan con una franca provocación al incorporar en la comisión de derechos humanos un ex edecán de Pinochet y confeso negacionista.
Sorpresivamente un reconocido académico, galardonado con el premio nacional de historia, comenta lo ocurrido en la convención a través del "Mercurio", pronosticando la creación de condiciones categorizadas como "un callejón sin salida" que sólo pueden abrir los militares, cuando los propios militares han declarado sentirse cómodos en sus cuarteles. Personajes "facistoides" vinculados a instituciones formadas por coroneles, generales y almirantes en retiro siempre, por cierto, harán su pega y deberíamos estar atentos a lo expresado en su discurso y acción.
El pueblo no sólo no ha "rodeado" la convención sino que la convención ha sido rodeada por organizaciones de estudios de diversos signos ideológicos y políticos que alimentan su accionar. Algunos constituyentes han declarado haber recibido una veintena de proyectos de reglamento, puede pronosticarse entonces que estas instancias y los asesores de los constituyentes jugarán un rol determinante en la redacción de la nueva constitución, utilizando la técnica del "copiar y pegar" textos, que en las comisiones respectivas se "depurarán" llegando a las plenarias los párrafos posibles de alcanzar los inefables dos tercios de aprobación.
El que la nueva constitución en elaboración sea una herramienta útil para que el próximo gobierno y los siguientes no tengan en el texto constitucional un obstáculo para provocar las profundas transformaciones antineoliberales, ecologistas, feministas, pro indigenistas y de respeto a los derechos humanos compatibles con lo que las mayorías sociales expresaron en el estallido social, el plebiscito y la elección de constituyentes; dependerá de que la correlación de fuerzas expresada en su interior no sea artificialmente distorsionada en el debate, el discurso ni en la acción por los sectores reaccionarios
Lo sucedido con la fenecida lista del pueblo expresa también un grave peligro que ello ocurra. La importante cantidad de constituyentes elegidos reconociendo ese domicilio "político" explicita lo señalado. El "descuelgue" de algunos de ellos o cambio del nombre del "domicilio" no reduce el daño provocado por el "affaire" de la elección del candidato a presidente de la república, donde se expresaron las deslealtades, las desconfianzas, "las pillerías", las ambiciones, la soberbia y todas las bajezas de la naturaleza humana atribuidas por ellos mismos a conductas propias de los "políticos tradicionales". O sea, aquello que ellos mismos denunciaron, supuestamente se desmarcaron y "dieron un paso al costado" por lo cual recibieron de los electores la confianza que recibieron y eligieron los constituyentes que eligieron.
La "guinda de la torta" es lo ocurrido con el "pelao" Vade a lo cual algunos constituyentes "apolíticos" han solicitado reaccionar apelando a la emoción y el sentimiento antes que a la racionalidad; frente a lo cual cabe recordar una frase usada frecuentemente por los políticos que algunos de ellos desprecian "la política es sin llorar".
Lo que pase en la Convención Constitucional dependerá en definitiva de lo que pase con la correlación de fuerzas tanto en su interior como en el exterior siempre que el pueblo se involucre y efectivamente "la rodee".
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