UN NUEVO LIDERAZGO A LA VISTA.
A poco más de un año de constatarse la presencia en Chile de la primera persona contagiada con el COVID 19, los datos, manipulación incluida, expresan una evidencia que deja poco espacio para la discusión de sus resultados: el Gobierno la fracasado en la estrategia adoptada para contener la pandemia, cuya dinámica de contagios hoy está fuera de control como lo han reconocido sus propios partidarios. Su principal costo como ya lo hemos dicho son los más de 30 mii muertos,
Las excusas relacionadas
con el enfrentamiento a una realidad desconocida que podrían entenderse hace un
año ya no son válidas. Expertos de todo el mundo han tomado la palabra para
indicar las medidas de prevención, tratamiento y contención que han demostrado
su eficacia allí donde rigurosamente se han aplicado. Algunas (las menos) como
sabemos, son conductas personales: lavado de manos, uso de mascarilla, y
mantención del distanciamiento social, el resto dicen relación con generación
de condiciones y prestación de servicios que el Estado debe proveer. Esto es:
vacuna masiva; trazabilidad, seguimiento, aislamiento y contención de los
contagios; cierre al tráfico de personas en puertos, aeropuertos y pasos
fronterizos; cuarentenas rigurosas y principalmente apoyo económico
generalizado a los sectores vulnerables por el tiempo que sea necesario.
El principal obstáculo
que el Gobierno tiene para adoptar las medidas que sintonicen con esta
estrategia no tiene que ver con disponibilidad de recursos, respecto de lo cual
la oposición ha actuado con generosidad, sino más bien con su incompatibilidad
con el respeto a los fundamentos ideológicos, y defensa de intereses asociados
al modelo de desarrollo adoptado, en especial el freno a la economía y
deterioro de los negocios que algunas de ellas podría provocar, frente a lo
cual las autoridades actúan cual monjes medievales.
A lo anterior habría que
agregar la pérdida de confianza que obliga al Gobierno a usar el garrote para
hacer respetar las medidas que adopta, considerando que afectan el modo de vida
de los ciudadanos; así como la limitada capacidad de acción que tiene la
sociedad civil para actuar de manera constructiva, exceptuando el caso del
compromiso con el proceso de vacuna que ha adoptado la primera línea de la
salud primaria y las organizaciones sociales liderando la campaña: “el pueblo
ayuda al pueblo”.
La lectura de algunos de
los hechos que configuran la coyuntura política que hemos realizado nos produce
inquietud, por cierto, la misma que ha llevado a la oposición a aceptar en algo
más de un mes el aplazamiento de la elección de constituyentes. Otros han
encontrado en ellos las razones para soslayar el calendario institucional
levantando nuevas acusaciones constitucionales al Presiente; o “encender nuevos
fuegos para incendiar la pradera”. Respecto de lo primero, queremos ser claros,
Piñera no abandonará el Gobierno a menos que se lo soliciten las elites políticas
embriagadas con la republica portaliana, los militares, los empresarios (y
acaso la embajada de USA), por su parte, acciones de violencia primitiva,
aislada y sin conducción política sólo agregarían nuevos escenarios a la ya grave
situación creada artificialmente por empresarios forestales y sectores
ultraderechistas en la llamada macrozona sur, y en la incapacidad demostrada
por el Gobierno de garantizar el orden y rescatar los barrios empobrecidos de
las garras de la delincuencia.
No obstante, la gravedad
de los hechos descritos, la reciente elección de Yasna Provoste a la
presidencia del Senado, concurriendo para ello el conjunto de la oposición,
abre una hoja inédita en la evolución reciente de la política chilena. De la
generosidad que expresen estos sectores, y en especial las elites, en el futuro
inmediato, dependerá que este liderazgo se fortalezca llenando un vacío que
permitiría a los sectores que protagonizaron el estallido social coronar con
éxito sus aspiraciones de justicia social y dignidad.
Afianza este optimismo no sólo su trayectoria como líder social y política, sino también la decisión de insistir con fuerza, en su reciente diálogo con Piñera, la necesidad de introducir correcciones importantes a la estrategia de manejo de la pandemia, partiendo por la entrega generalizada de una renta robusta durante el tiempo que sea necesario a los sectores que lo requieran para respetar como corresponde las medidas adoptadas por la autoridad. En entrevistas y debates a la que ha sido invitada ha expresado también con voz fuerte y clara lo que los sectores populares quieren escuchar, lo por cierto es una buena señal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario