CUIDADO CON LA PERIFERIA
Parodiando la frase de Vicente Huidobro, “en poesía el adjetivo, cuando no da vida mata”, podríamos decir, que en política el diálogo cuando no es vivificante, destruye.
El diálogo por diversos motivos se ha tomado la agenda política este mes.
El más importante es el ingreso al Congreso de la versión de un proyecto previsional que ha completado su largo periplo de consultas en la sociedad civil, y llega al lugar donde finalmente se jugará la vida, acabando como ley de la república o muriendo en el intento, como ha ocurrido en otras oportunidades en la última década.
Las fuerzas progresistas agotarán su esfuerzo por enriquecer el proyecto y las fuerzas conservadoras por destruirlo, y en lo fundamental, este debate se dará en el Congreso.
Pero el Congreso no será el único escenario donde, en el debate (y la acción política), se enfrentarán las fuerzas vivificantes y destructoras y donde el proyecto se jugará la vida.
Curiosamente, es ahora cuando nos hemos informado que políticos de diferentes parroquias, desde hace algún tiempo, dialogan con empresarios intermediando en ello un lovista, y, sin informar los hechos como debería haber sido.
Cuidado con la periferia, cuando durante el gobierno de Bachelet 2 la reforma laboral, comprometida en campaña, estaba a punto de despacharse a ley en el Congreso, fue desconfigurada en la casa de un Senador, terminando finalmente perjudicando a quienes debería beneficiar.
Cuidado con la periferia, porque ahí la línea divisoria de lo que es diálogo y lo que rebasa su condición de tal es más difusa.
Aprendamos de las enseñanzas de nuestra historia política reciente, y también, por qué no, de la historia universal.
En la transición de la Republica al Imperio de la antigua Roma, el único episodio político trascendental que aconteció en la ciudad, fue el asesinato de Julio César , después de ello la gobernanza de las tierras conquistadas fueron entregadas por acuerdo a los vicecónsules, los que siguieron respetando la norma de no entrar en armas a la ciudad y la lucha por el poder político del imperio en formación, se jugó en la cadena de encarnizadas guerras internas que se materializaron en las colonias, hasta que finalmente los eslabones de la cadena se rompieron, y lo hicieron producto de hechos políticos que acontecieron en lugares más cercanos a costa africana del mediterráneo que de Roma, los que, de diálogo no tuvieron nada:
El asesinato por decapitación de Pompeyo y la muerte de Antonio en el contexto de su “story of the ill-fated love affair” con Cleopatra