Hay fenómenos mundiales que expresan signos de cambios de grandes ciclos históricos, son fenómenos que, con características diferentes, se manifiestan en diferentes latitudes del orbe y están llamados a provocar importantes transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales.
Es el caso de la pandemia y el estallido social, el nombrado en primer término ha cubierto a todo el mundo y el mundo ha girado en torno a él el último año y medio; el segundo, se hace presente en forma más esporádica en diferentes partes del planeta pero tiene características similares (los indignados en España, los efectos de la crisis surprime en algunos países de Europa o la primavera árabe en los inicios de la segunda década del presente siglo, los chalecos amarillos en Francia o las luchas antirracistas en USA y más recientemente, en latinoamérica, (incluyendo Cuba), siendo ésta la zona en que el fenómeno se ha presentado con mayor persistencia y sutilezas.
El fenómeno viene acompañado con una crisis de representación de los partidos políticos que son sobrepasados por conglomerados sociales "variopinto" los que asumen protagonismo, mimetizan los liderazgos y la calle se transforma en el escenario de acción privilegiado.
Son las razones que explican porqué casi siempre el suceso se agota en el ámbito social y no escala al ámbito político. Para que ello se produzca los conglomerados sociales, sin perder su ADN, deben proyectar su acción al ámbito político y los partidos deben abandonar su ámbito de confort (las elites) y bajar a la calle, o sea, lo que en el léxico político moderno se llama "estructuración" y es lo que de alguna manera se está produciendo en las dos instituciones que hoy están en el centro del escenario político en Chile: la asamblea constituyente y el bloque apruebo dignidad.
Es también la diferencia que existe entre la "nueva mayoría" (unidad) y el bloque "apruebo dignidad" (estructuración); y al interior de ella la candidatura de Daniel Jadue, un candidato levantado desde las bases, que, presionado por "periodistas interrogadores" abordó el tema de los derechos humanos denunciando conductas erráticas en el ámbito legislativo; y los escabrosos temas de política internacional con un discurso lejano de cualquier ambigüedad y sin sumarse a los arteros ataques a Cuba y Venezuela, la primera línea de la lucha anti imperialista en la geopolítica latinoamericana.
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