EL PERSISTENTE ESFUERZO POR DAR PISO A LA INCURSIÓN DE LOS MILITARES EN POLÍTICA.
Su anhelo de abrir espacios en el escenario político a los militares, Piñera lo manifiesta por primera vez aquella noche de octubre de 2019, cuando le declara la guerra a los ciudadanos que ocupaban las calles, a lo cual el General Iturriaga, jefe de la zona militar de Santiago respondiendo a una consulta de los periodistas señala: "yo no estoy en guerra con nadie.......soy un hombre feliz".
En el capítulo de "su guerra" con el pueblo mapuche podemos mencionar escenas emblemáticas, partiendo por la cinematográfica presentación del "comando jungla" hasta concluir, con el mega operativo de allanamiento policial a la comunidad de Temocuicui que concluye con el decomiso de 5 matas de marihuana, y el desaire a la Presidenta del Senado por negarse frente a los periodistas a dar el piso político que se le estaba solicitando para militarizar la macrozona sur, sin mencionar los "enfrentamientos" que terminaron en tragedias por respeto a las víctimas.
También con el mismo propósito se ha pretendido involucrar a los militares en labores policiales que dicen relación con el control de la migración ilegal y narcotráfico por pasos fronterizos no habilitados, así como en la custodia de los llamados "sitios y servicios estratégicos".
Ha trascendido que, en las reuniones de los mandos militares con las autoridades civiles ocurridas para protocolizar los procedimientos y conductas asociadas a las acciones solicitadas, en la macro zona sur, los primeros se han hecho acompañar de abogados para delimitar legalmente responsabilidades de posibles resultados que arrojen tales acciones, o sea, apoyo político y reglas claras
Esta judicialización de la relación Gobierno FF.AA que ha derivado en algunos casos en negativa de intervenir en acciones solicitadas sin garantizar soporte político, se ha hecho pública en la famosa entrevista publicada en El Mercurio a Cristián Barra representante del Gobierno en la macrozona: se niegan a hacer su pega, “Siempre son reticentes, me toca reunirme con ellos como jefes de la defensa en las distintas regiones y particularmente encuentro insólito que lleguen a las reuniones con abogados, para poder decir por qué no pueden hacer las cosas que uno quisiera”
Es lo que parcialmente se ha superado con la declaración del Almirante Edmundo González pidiendo autorización para “liquidar la violencia terrorista en la macrozona en 72 horas” o el “comunicado oficial del ejército” que trata a compatriotas, que participaron en la quema de la estatua de “cobardes, desadaptados, antisociales y antichilenos”; para culminar con el mitin de desagravio por la quema de la estatua en el que participan preferentemente militares en retiro procesados por violación a los derechos humanos ocurridos en la dictadura liderados por J.A Kast y el Rojo Edwards
Los sucesos que comentamos se dan en un delicado contexto donde predominan hechos que por su gravedad merecen ser leídos y analizados en editoriales específicas que publicaremos próximamente. Nos referimos por un lado al fracaso que ha experimentado el Gobierno en la tarea de garantizar el orden público, las condiciones de seguridad y contener el aumento y profundización de la delincuencia en los barrios no obstante el uso y abuso de instrumentos represivos solicitados y otorgados por el Congreso. Y por el otro al errático manejo de la pandemia, respecto de la cual nos hemos referidos en editoriales anteriores, habiendo prácticamente perdido su control; lo que ha llevado a respetables instituciones y personas a solicitar explícitamente cuarentena nacional con suspensión de las elecciones incluida.